sábado, 6 de septiembre de 2008

LA TRINIDAD MONOTEISTA

IV – PARALELISMOS

En el siglo XIX, Francia Holanda Inglaterra e Italia, acaban de repartirse el continente africano, como anteriormente se habían repartido parte de Asia, junto con España y Portugal. No exentos de una intención misionero-cultural, científico-tecnológica y capitalista-comercial. En los años sesenta del siglo XX, las Naciones Unidas, de las que ya forman parte muchos de esos pueblos, en los que artificialmente han sido fundidas etnias y tribus rivales, tras un período de autonomía consiguen su independencia.Los invasores introducen el cristianismo, tanto católico como protestante, según el país colonizador, que junto con el Islam continentalizado, conviven con el animismo original. Es difícil creer que en la India, con cuatrocientos millones de hinduistas, sólo existan tres millones de budistas, frente a sesenta millones de mahometanos. Tras su independencia de Inglaterra a mediados del siglo XX, Pakistán y Bangla Desh, también se independizan como Estados islámicos. En la católica Filipinas de las crucifixiones en Viernes Santo, la isla de Mindanao ahora intenta conseguir su independencia esgrimiendo la misma razón. Allí el papa Pablo VI en 1970 sufrió un atentado del que salió ileso. Poco después Juan Pablo II es herido gravemente por un turco musulmán en la Plaza de San Pedro.Frente a las dos religiones monoteístas imperiales, cristianismo e islamismo, el restringido judaísmo tiene su mayor exponente en los Estados Unidos, a pesar de considerarse minoría.. Cuando en 1987 el rey Juan Carlos I hizo la primera y trascendental apología sobre la expulsión de los judíos de España, en la sinagoga sefardita de Westwood, California, aparte de los periodistas de la comitiva real, aterrorizados por el terremoto que nos despertó aquella mañana, yo fui la única española residente invitada por el rabino, Dr. Ott.La fundación del Estado de Israel en 1948 en Palestina, alimentado por un sionismo onírico coincidente con el horror del holocausto nazi, es el acto más inconsciente y solapado del antisemitismo histórico internacional. A principios de este III Milenio, que arrastra aun el fundamentalismo político-religioso entre las tres religiones entroncadas, casi todas las naciones concuerdan con que debe ser proclamado un Estado Palestino, tras haber permitido su dispersión.El islamismo, más cercano racial y territorialmente al judaísmo que al cristianismo, aunque nacido en oriente, religión occidental, tienen en común la circuncisión, adoptada por Abraham al volver de Egipto, donde se practicaba. Como diferencia, la ablación femenina es sólo practicada por los musulmanes en la actualidad, adoptada, según parece, de los pueblos nilóticos y sudaneses conquistados por el Islam. Estas mujeres tienen que subrogar el goce de su libido para el Paraíso de Alah. Con ventaja, las cristianas pueden gozarlo sólo en el santo matrimonio.Judaísmo y cristianismo tienen en común la monogamia, contra la poligamia mahometana. Mientras el Pueblo de Dios prefiere conservar su pureza racial y religiosa, el cristianismo tiene misioneros, avanzadillas de imperios, y el Islam tiene conquistadores guerreros defensores de su fe. Judíos y mahometanos consideran el cerdo animal impuro. Pero ¡oh, lo que los católicos españoles hacen de las patas del ibérico animal! El Corán prohíbe el alcohol, los judíos lo consumen moderadamente, y los cristianos hacemos un uso báquico de él. Equitativamente nos repartimos el viernes sábado y domingo como fiestas de guardar.El exacerbado antropomorfismo católico, sólo superado por hinduistas y budistas, es la antítesis de sus dos co-religiones hermanas, y de su clonación protestante.Cuando los españoles llegan al Nuevo Continente, se escandalizan de las representaciones zoomórficas de las religiones autóctonas, y los ídolos son destruidos como engendros del diablo.A lo largo de los tiempos, las res religiones han ido experimentando, como todo ente vivo, un inexorable proceso de división celular. Después de cuarenta siglos, los judíos siguen esperando su Mesías. Y los drusos sufíes, Mendigos del Amor, esperan el suyo, que será arrojado por el ano, y que salvará a la Humanidad.




Judaismo Cristianismo Islamismo

III – EL ISLAMISMO

En el siglo VII de la Era Cristiana, un hijo del desierto, descendiente del primogénito de Abraham, Ismael, y de la Egipcia Agar, por lo que sus adeptos se llamarán ismaelitas o agarenos; o quizás descendiente de Quetura, la concubina árabe de Abraham, madre de las tribus del norte, con la Hégira islámica funda lo que bien podemos llamar religión del Espíritu Santo.

Mahoma, iluminado por la llama divina, como las columnas de fuego que habían guiado por el desierto a las huestes de Israel, no osa llamarse Mesías, ni Hijo de Dios, sino sólo su profeta. Y como Cristo, asciende al cielo desde una colina de Jerusalén. Promueve y acaudilla la guerra santa, y promete a los caídos el Paraíso y las huríes de Allah.

Autodidacta iluminado, escribe una nueva Torah, que llama Corán; la obra sacra que cinco veces al día recitan o leen los más de cien millones de musulmanes de nuestros tiempos. Los sensuales y desenfadados cuentos de Las mil y una noches constituyen la saga profana de un inabarcable ámbito lingüístico. El español conserva un rico acervo léxico de él.

Ceñidos de alfanjes y cimitarras, tocados con turbantes, montados en caballos árabes, sus ejércitos van engrosándose en una marcha fulminante, al grito de Allah Akbar: Siria Persia India Indonesia, Egipto Sudán, el Sahara y el Magreb. Todo el continente negro, excepto algunos grupos animistas del África profunda.

Por el estrecho de Gibraltar penetran en la península Ibérica, que recorren victoriosamente. Los cristianos quedan constreñidos en las estribaciones cantábricas. Cruzan los Pirineos hasta que Carlos Martel contiene su avance en Poitiers. Desde Covadonga, don Pelayo inicia una reconquista que se prolonga durante ocho siglos.
Al-Andalus florece con suntuosos palacios, mezquitas y minaretes, desde donde el almuédano ensordece el Padrenuestro y el Credo. Córdoba, su capital, emula a Damasco, La Meca y Bagdad. El califa Al-Hakam II acumula la biblioteca más rica en ciencias y saberes del mundo conocido. Tanto judíos como cristianos se arabizan: El Cid y los reyes Alfonsos; el Sabio y Pedro el Cruel. con su alcázar moro en Sevilla. Es el suelo en el que la religión trilliza se tolera a sí misma, más o menos.

Entretanto, el tártaro Tamerlán, ha creado un gran imperio islamizado, que los mongoles van a continuar: Afganistán Irak Irán, la India. Las grandes islas del océano Índico se llenan de la admirable arquitectura de las mezquitas, en pugna con las catedrales góticas, que en España crea el peculiar estilo mudéjar. Sin embargo, el Egipto islamizado conserva su arquitectura faraónica, sin huellas ya de su antigua religión.

La cristianísima Turquía hace ya tiempo que reza a Allah. Con la conquista de Constantinopla, ahora Estambul, el imperio Otomano se apropia la Europa bizantina oriental, hasta las puertas de la también imperial Viena. El Papa Pío V convoca la Santa Liga, con España y Venecia. En el golfo de Lepanto, en 1571 se entrecruzan a muerte más que nunca, los estandartes de la Media Luna y la Cruz. La victoria cristiana les pone un freno. Pero el imperio Otomano sigue latente hasta finalizada la primera guerra mundial en los comienzos del siglo XX. Retrocede entonces hasta el Asia Menor, y atomizado en.emiratos sultanatos y pequeñas monarquías occidentalizadas, soportan un régimen cuyos protectorados foráneos no los van a llevar a la estabilidad.

Por todas partes por donde han pasado los consecutivos imperios árabes, han ido dejando huellas indelebles y latentes de su cultura lengua y religión.