sábado, 26 de diciembre de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

COINCIDENCIAS CRONOLÓGICAS POR FECHA DE NACIMIENTO

Siglo XVI

A.Cabezón 1510-1566 1525-1594 Palestrina
T.Victoria 1549-1611 1567-1643 Monteverdi

Siglo XVII

J.B.Lully 1632-1687 1653-1713 A.Corelli
Telemann 1681-1767 1660-1725 A.Scarlatti
J.S.Bach 1685-1750 1685-1741 A.Vivaldi
JF.Hendel 1685-1759 1685-1757 D.Scarlatti

Siglo XVIII

GPE Bach 1714-1788 1710-1736 Pergolesi
J.Haydn 1732-1809 1743-1805 Boccherini
A.Mozart 1756-1791 1750-1825 A.Salieri
Beethoven 1770-1827 1770-1842 Cherubini
Schubert 1797-1828 1792-1868 J.Rossini

Siglo XIX

H.Berlioz 1803-1869 1804-1857 M.Glimka
Mendelssohn 1809-1847 1810-1849 F.Chopin
Schumann 1810-1856 1811-1886 F.Liszt
R.Wagner 1813-1883 1813-1901 G.Verdi
Bruckner 1824-1896 1824-1883 B.Smétana
J.Brahms 1833-1897 1833-1887 A.Borodin
St.-Saenz 1835-1921 1839-1881 Mussorgski
G.Bizet 1838-1875 1840-1893 Chaikovski
Massenet 1842-1912 1843-1907 E.Grieg
I.Albéniz 1860-1909 1844-1908 R.Korsakov
G.Mahler 1860-1911 1862-1918 C.Debussy
R.Strauss 1864-1949 1865-1957 Sibelius
Schonberg 1874-1951 1873-1943 Rachmaninov
M.Ravel 1875-1937 1876-1946 M.Falla
B.Bartok 1881-1945 1882-1971 Stravinski
A.Dvorak 1891-1904 1891-1943 Prokofiev
Sorozabal 1897-1998 1898-1937 G.Gershwin

Siglo XX

A.Copland 1900-1992 1903-1978 Katchaturiam
B.Britten 1913-1976 1906-1975 Shostakovich
L.Bernstein 1918-1990 1921-1992 A.Piazzola

Se ha respetado la ortografía original de los nombres en el texto.
Se ha modernizado en la relación cronológica según la pronunciación en español.
© Copyright María del Águila Boge Pineda 2009

sábado, 19 de diciembre de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

RUIDO Y SILENCIO

Cuán gritan esos malditos, denunciaba don Juan Tenorio en una taberna de Sevilla. Estadísticamente conocemos hoy que España es el país más ruidoso del mundo. Tuve que dejar de volar en Iberia por el insoportable guirigay, que no existe en otras líneas. Con residencia en España, tanto Mario Vargas Llosas como el ya desaparecido Guillermo Cabrera Infantes, vivían en Londres para poder escribir. Yo me contento con poder escuchar a Mahler y a Rachmaninov observando una puesta de sol tras los cristales. Beau soir de Debussy.Por ser la mejor estudiante, las monjas me premiaron con unos cursos de solfeo y piano con el método de Hilarión Eslava. En realidad para formar parte del elenco que algún día podía llegar a ser monja y rellenar los puestos vacantes de pianista en las Casas de la Comunidad. Tres años después renuncié a mi privilegio porque sospechaba que nunca llegaría a ser una virtuosa, consciente de que mi status social no me lo permitiría. Hasta el genial Schubert tuvo sus dificultades.Y sobre todo, renuncié porque desaparecida la melodía, la técnica de negras blancas corcheas y semicorcheas me estaba privando del mayor placer que conocía. Mis miras eran haber compuesto alguna cancioncilla para interpretarla al melodio, que me parecía más sencillo y disimulador de imperfecciones. Pero no tuve tiempo. Había llegado hasta la escala en si bemol mayor, que me resultó muy difícil. Un año después de no haber puesto mis manos en un piano, la reproduje ante el asombro de mi profesora. Al intentarlo sólo días más tarde, lo había olvidado todo. Nunca he conseguido la transición entre música clásica y electrónica, como el jazz, a pesar de que lo intenté en los Estados Unidos. Quizás porque siempre he sido propensa a la jaqueca. De esa transición nos hablan Hermann Hesse, y Giovanni Papini, que conceptúa el silencio superior a la música. Debo mucho de mi educación musical autodidacta laica y profana, al enriquecimiento cultural que con la democracia ha experimentado España en mi ausencia. A Radio Clásica, estrenada poco antes de salir yo, a sus estupendos musicólogos que tan atractivamente nos dan a conocer la música de todos los tiempos y lugares. Tanto la copta de raíz cristiana como las animistas africanas, budistas mongólicas y tibetanas, o de las islas Rapa Nui. Incluso al didáctico Conciertazo infantil.Espero que en el cielo que nos representan las catedrales cristianas, haya separación departamental para todos los gustos: música de ruidos ambientales, como el despegue de aviones, traqueteos de tren, máquinas fabriles, y sirenas de ambulancia y policía. He escuchado grabaciones musicales del agua, que más parecían borbotar de aguas fecales, lo que parece jaurías de ratas chillando, y pianos apaleados con furiosos acordes, propios para películas de terror.Porque no podía hacer otra cosa, sólo he conseguido saciarme de música durante mi proceso de quimio, que la usaba como terapia. Tal vez el único remedio para la escandalosa y vociferante humanidad sea la terapia musical. Dejarnos arrebatar en su carro de fuego hacia las regiones etéreas, a la música de las esferas, flotando en el piélago insondable del vacío que nos conduzca plácidamente a la nada original.

"La Música es el único medio de expresar el significado profundo de la existencia." Arthur Schopenhauer

sábado, 12 de diciembre de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

SIGLOS XIX Y XX

Estos dos siglos vienen a enriquecernos con una música impresionista y descriptiva, emancipada sin embargo del acervo común histórico. Vamos dejando atrás en el tiempo la época del gran poeta alemán Friedrich Schiller de la Oda a la alegría, y a su contemporáneo Goethe de los temas más musicalizados, Fausto y Mefistófeles.Héctor Berlioz inaugura el siglo XIX con su novedosa Sinfonía fantástica. Muy acertadamente coincide en las tres grandes B musicales: Bach Beethoven y él mismo. El exitoso judío-cristiano Félix Mendelssohn sigue deleitando con su marcha nupcial del Sueño de una noche de verano a todas las parejas casaderas del mundo. Los más hieráticos eligen la de Tanhäuser y Lohengrin de Wagner.El polaco Frédéric Chopin, ya tuberculoso escribe sus dulces tristezas en el monasterio de Valdemosa en Mallorca, al sufrir el abandono de George Sand por sus amores con la hija de ella. El profundo Robert Schumann, casado con la pianista Clara Wieck, enloquece por los amores de ella con su joven protegido Johannes Brahms, veintitrés años más joven que él.Franz Liszt, clásico romántico impresionista futurista y místico, francmasón y mecenas de muchos compositores de su tiempo, toma el hábito franciscano y nos lega una música de alto contenido místico y espiritual. Su yerno, Richard Wagner, dos años más joven que él, se casa con su hija Cósima Liszt, veinticuatro años más joven que Wagner, ya separada de Hans von Bülow, al que había abandonado por él.En los conciertos dominicales del Lope de Vega había descubierto yo una música nueva para mí: El buque fantasma. Una amiga mía, judía casada con un noruego luterano, en su mansión en las colinas de Hollywood tenía siempre un hilo musical con música wagneriana. A pesar del supuesto antisemitismo del compositor, como el judío Gustav Mahler, también ella adoraba a Wagner.Música interiorizada, Claude Debussy con El mar y su Preludio a la siesta de un fauno, nos evoca a Marc Chagall, como El Carnaval de los animales de Camille Saint-Säenz. El pájaro de fuego de Stravinski a Kandinski, su compatriota.Al despojarme del manto de la música religiosa del internado, salí muy novelera, sobre todo en arquitectura y música. Me deslumbró la Consagración de la Primavera, que con el tiempo me ha ido resultando, como a los que la escucharon por primera vez en su estreno en París, demasiado alborotada y ruidosa. Igual fascinación sentí por Béla Bártók, tan singular, nacido sólo un año antes que Stravinski, cuyo concierto para orquesta 116 me parece una continuación más equilibrada de la Consagración . Precedido por el todavía imperial Gustav Mahler, su amigo, el judío austriaco Arnold Schönberg se ve obligado a emigrar finalmente a los Estados Unidos, debido a la persecución nazi. Influido por lo que se llama "estática francesa", tan evidente también en todas las demás artes, compone La noche transfigurada, de una interiorización y ascetismo que transciende en mucho a la banalidad de su tema literario.Yo encuentro un hilo conductor, una afinidad en la cadena genética musical, en el ascetismo e interiorización personal, que va desde Telemann a Bruckner, a quien Liszt llamaba "el juglar de Dios", y en sus discípulos Gustav Mahler y Schönberg. Maurice Ravel es el Asimov de la música por su matematicidad. Escuché su Bolero orquestal en el Hollywood Bowl, y coreografiado por una compañía española en un teatro de Santa Mónica. Era como una representación de gymnopedia espartana.Partiendo del Cármina Burana medieval, singular música profana coral de su tiempo, emulan en espiritualidad religiosa el Requiem de Benjamín Britten, el Canto a la Tierra de Pablo Neruda, con música de Mikis Theodorakis, y La Misión, de Ennio Morricone. El cine ha sido el medio didáctico de grandes hitos de la música.En el Hollywood Bowl pude asistir a conciertos multitudinarios de música universal. Allí escuché a Isaac Stern, y a Isaac Perlman sentado en su silla de ruedas tocando su Stradivarius heredado de Yehudi Menuhin. En presentaciones de la Casa de España, conocí personalmente a Andrés Segovia y al argentino Atahualpa Yupanqui, que hacía sonar como nadie la madera de su guitarra. Ambos muy humildes.Como editorialista de nuestra revista América Hispana, de corta duración, en su restaurante de Avenida La Brea, poco más abajo de casa, entrevisté al violinista prodigio a los cinco años en Cuba, Xavier Cugat. También sala de exposición de sus caricaturas de personajes célebres, como Moshe Dayan, y su esposa Charo. Me comentó las grandes películas en las que había participado musicalmente. Era un aristócrata del gran mundo.En su residencia de Beberly Hills entrevisté a José Iturbi, muy humilde también. Era muy mayor, pero no lo parecía. Murió poco después. El maestro Manuel García Matos se acaba de marchar de Los Ángeles cuando yo llegué. Lo conocí personalmente en Alcalá de Guadaíra, que lo había adoptado, en 1986 que yo había sido nominada alcalareña del año.De todos los homenajes que he recibido, los más inmerecidos han sido los musicales. En Buenos Aires, por mi inesperada presencia, la Sociedad de Autores Argentinos cambió el programa a canciones españolas. La magnífica e hierática soprano inició con Clavelitos. En Mar del Plata la coral del Instituto de Cultura Gallega que había acogido mi primer recital poético en sur América, presentó las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio. En Uruguay la Coral Guarda e Passa me dedicó un concierto de canciones y villancicos en español e italiano, que filmado por la televisión presentaron como programa especial el día de Navidad, cuando yo ya me había marchado.En un congreso en Los Ángeles, en el que compartí la gala con el poeta nicaragüense Antonio Cuadra, un arpista mexicano nos acompañó en la presentación de mi poema escenificado dedicado a Hernán Cortés, "que digan que estoy dormido y que me lleven a ti", de Aceves Mejías, refiriéndome al traslado del cuerpo del Conquistador a México desde Castilleja de la Cuesta en Sevilla, donde murió.Solía asistir a conciertos de espirituales en templos de Los Ángeles y alrededores, que, aparte de ciertas estridencias e histerismos, me daban una sensación de plenitud coral. Siempre quise desplazarme a Salt Lake City, vaticano de los mormones, por sus célebres coros de origen anglicano. Lo intenté en el templo de Westwood, y por no ser yo mormona no me dejaron entrar. Pero sí me dieron un tour por las vastísimas instalaciones. También quise asistir a la misa de Resurrección de madrugada en el Hollywood Bowl. Nunca conseguí que me acompañasen los amigos a quienes se lo pedí.Entre los grandes músicos europeos emigrados a Estados Unidos por la persecución nazi, y otros, como Béla Bártok, por su panamericanismo alcanzan repercusión internacional el bachiano brasileño Héctor Villalobos, el sublimizador del tango argentino, Astor Piazzola, y el estadounidense Aarón Copland, junto al enternecedor afro americano George Gershwin.

sábado, 5 de diciembre de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

NACIONAL MUSICALISMO

Férénc Liszt compone las rapsodias del folclore húngaro, étnico y zíngaro, al que contribuye su amigo de Hamburgo Johannes Brahms, y va a continuar años después Béla Bártók. La ópera magiar por excelencia, Hary János, recitativo de Zoltán Kódaly, delata el desenlace de la decadencia del Imperio austro-húngaro. Hubo un tiempo en que Hungría exigía la traducción de todas las óperas a su aislada lengua. También lo haría Praga, tan defensora de su propio idioma.

Richard Wagner musicaliza los mitos artúricos y la saga celta-germánica, que a pesar de largos recitados, como en El holandés errante y Los Maestros cantores, siempre alcanzan el clímax lírico. Su continuador, Richard Strauss, apellido coincidente con los austriacos de los valses imperiales. Con él termina la ópera o drama musical y sube el telón la opereta de la belle époque.

Creo que fue en Francia donde asistimos al estreno de la opereta de Franz Léhar La viuda alegre, estrenada con un gran éxito en Viena a principios del siglo XX. Aparte del mismo vals y un solo de la soprano, decorados vestimentas y tema me parecieron de lo más decadente. No hice ningún comentario por no herir los sentimientos patrios de mi marido.

La música imperialista rusa, iniciada por Mijail Glimka con su ópera La vida por el Zar, como su literatura, siempre lleva consigo un acentuado nacionalismo. En las estepas de Asia Central y El Principe Igor, de Alexander Borodin, Boris Godunov, de Mussorgski. Y muchas más.

Peter Chaikovski es rechazado por el director de la Academia de Moscú, que califica su primera sinfonía de "charanga de cocina." Estuve en la Apertura solemne 1812 en el Hollywood Bowl de Los Ángeles. Incluidos fuegos artificiales proclamando la victoria final, y auténticos disparos de cañones pertrechados en los alrededores. Últimos vestigios del romanticismo ruso, sus ballets de lago de los cisnes, de plumas tules y falditas tutus, son sustituidos por bailarines en uniforme militar portando fusiles y banderolas rojas con la hoz y el martillo de la nueva ideología. El exquisito compositor no mereció el inicuo final que tuvo.

El casi actual Aram Katchaturian recoge el folclore armenio. El Moldava, de Smétana, nos evoca el explayado río bajo el puente Carlo de Praga. Antón Dvórâk apenas disimula su nacionalismo eslavo en la Sinfonía del Nuevo Mundo. Edward Grieg nos acerca el misterioso folclore escandinavo de Noruega, Jan Sibelius las límpidas cumbres de su Finlandia natal. Chopin compone polonesas y mazurcas con nostalgias patrias.

La España que finalmente acaba de perder el resto de su imperio colonial, es muy especialmente obsequiada por compositores de otras nacionalidades. Gioacchino Rossini casado con española se singulariza con su exultante Barbero de Sevilla, estrenada en Roma en 1816. En 1791 ya había sido estrenada en Viena Las bodas de Fígaro, ambas basadas en obra de Beaumarchais. Rimski-Korsacov, viajero del mundo con la Armada del Zar, nos dedica su bien asimilado Capricho español. Don Quixote, de Richard Strauss. La relación es demasiado prolija, y seguramente existe ya.

Francia, mientras tenía a Eugenia de Montijo como emperatriz, nos privilegia con viajeros románticos. Iberia, de Claude Debussy, y la más popular de las óperas, Carmen, de Próspero Merimée y música de George Bizet, la Rapsodia española y el Bolero, de Ravel.

Isaac Albéniz con su suite Iberia, Enrique Granados con su suite Goyescas, Sarasate con su violín, enardecidas jotas y zapateados que inspirarían al mismo Glimka. Manuel de Falla con El sombrero de tres picos y su grandiosa Atlántida, el entrañable maestro Joaquín Rodrigo, ciego también, con su universal Aranjuez, han llevado la música española al alcance mundial.

En el Generalife, bajo la luna llena, asistí a un concierto de música española que abrió con Noche en los jardines de España, de Manuel de Falla. En esos jardines de la Alhambra, en un agujero en la tierra descubrí un surtidor que hacía brotar gruesas gotas diamantinas, que al rebotar producían una sinfonía. Cuando volví muchos años después no lo pude encontrar. Creo que aquel agujero con música era artificial.

Viviendo en Turín, tan cerca de Milán, las noches de estreno en La Scala me atormentaba un gran desasosiego por no poder asistir. Menos mal que no me afectaban hasta tal punto los estrenos de La Fenice de Venecia o del Liceo de Barcelona, por su lejanía. Lo mismo me había ocurrido en los estrenos de ópera del Lope de Vega de Sevilla, a los que seguía un baile de gala. No tan extremadamente elitista como La Scala, pero también imposibles para mí, sola y de noche. Sí pude ver todas las zarzuelas por la tarde.

En mis vacaciones en Cádiz asistía a los festivales de verano. Los ballets más recordables Las sílfides de Chopin y El cisne negro de Chaikovski. Todas mis carencias quedaron suficientemente compensadas con la representación espectacular de Carmen en la misma plaza de toros de Sevilla, con calesas tiradas por caballos enjaezados, muchachas de mantilla y bandoleros con hachas encendidas, escaramuceando por los altos de la plaza escenificada como serranías. Era una compañía internacional. Victoria de los Ángeles tuvo que repetir su solo de Micaela más de una vez a petición del público.

sábado, 28 de noviembre de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

CLASICISMO ROMANTICISMO

Insensiblemente el barroco religioso va diluyéndose en un clasicismo sutil. Se crean muchas más composiciones paganas, como la ópera bufa en Nápoles, de Doménico Scarlatti, luego en España, y Luigi Boccherini. Luigi Cherubini en Francia, en la que ha predominado el también italiano Jean-Baptiste Lully en los fastuosos tiempos de Luis XIV.

El brillantísimo Joseph Haydn, protegido del mecenas húngaro conde Esterhazy, y admirador de Händel, al que sigue en un viaje a Inglaterra, hace arreglos a cuatrocientas canciones del folclore escocés. Tiene como discípulos al inconmensurable Mozart y al inefable Beethoven. En un viaje por Alemania, en Postdam tuve la ocasión de escuchar el concierto para flauta de Federico II de Prusia, tan mozartiano.

El nuevo estilo musical está inspirado en las excavaciones arqueológicas de Pompeya, impulsadas por el rey de Nápoles, Carlos III de España después. Todas las artes de la época de la Ilustración están basadas en el orden simplicidad y armonía del Imperio greco-romano. Haydn, que ha escuchado la música de Händel en Londres, inicia esta nueva musicalidad en la Viena napoleónica. Su discípulo Mozart le dedica cuarenta cuartetos de cuerda.

Tendría yo unos siete años cuando escuché un solo de trompeta, decía yo, que la banda municipal ensayaba cerca de casa. Nunca olvidaría aquella melodía, que años después reconocería como La flauta mágica.
Aun no sabía que esa ópera iba a constituir una de las piezas más preciadas para mí, junto con Fidelio, tan parecida musicalmente, aunque esta última sea una trama amorosa ocurrida en la cárcel de Sevilla.

Beethoven, el único, lleva su música marcial a lo sublime con su Heroica dedicada a Napoleón, y la dedicada al duque de Wellington que lo había derrotado en el sitio de Vitoria en nuestra guerra de Independencia. Su gloriosa Novena ha unido a Europa como no pudieron unirla ni Hitler ni Napoleón. Nunca los dioses infligieron a un humano una desgracia más cruel. La sordera de Goya no era tan injusta, ni siquiera la ceguera de Bach y Händel en los últimos días de sus vidas.

Entre la abundante música marcial de todos los tiempos, destaca el sitio de Stalingrado por los nazis, de Dimitri Shostakovich. La música marcial, bélica o revolucionaria, va a culminar con la Marsellesa y la Internacional. Durante un tiempo Rusia tuvo como himno nacional Los remeros del Volga.

El clasicismo beethoveniano cae repentinamente en el romanticismo, más denso en creaciones y creadores que su propia duración en el tiempo. Franz Schubert nos conmueve con sus lieder. Su composición La trucha evoca a Pushkin Dostoievski Gorki y Gogol.

En el hotel Alfonso XIII de Sevilla, mi hermano, que tocaba el laúd, tenía su oficina de delineante para los americanos. Allí me reunía con él para asistir a conciertos de música de cámara, cuartetos de cuerda, o una soprano alemana solista de lieder de Schubert. Escuché su misa solemne en mi bemol una madrugada lluviosa por las desiertas calles de New York, mientras me llevaban en coche hacia mi hotel, el Sheraton de la Séptima Avenida, después de una fiesta de trabajo en un restaurante cubano del Barrio Latino. Nunca había oído una misa menos litúrgica y más operística.

En una de mis estancias en New York por causas de trabajo, me invitaron a la ópera en el Metropolitan. Tuve que renunciar por haberme comprometido con Nati Mistral, a quien había conocido con toda su trupe en un crucero por el Hudson, y me había invitado a una recepción oficial en un lujoso hotel.

En Los Ángeles asistí a la ópera de Juana la Loca. Una crítica política muy insidiosa, como el Don Carlos de Schiller musicalizado por Verdi, a su padre Fernando el Católico. La versión argentina estrenada en Tucumán en 1991, como la de Evita, debe estar basada en las respectivas versiones en inglés.

sábado, 4 de julio de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

APOGEO DE LA MÚSICA

A mediados del segundo milenio, Martín Lutero impone en Alemania una nueva música litúrgica, que como su doctrina escindida de Roma, va a aceptar media Europa. Maestros cantores y minnesingers medievales la adoptan y son sus primeros difusores. París tiene su Schola Cantorum y la Flamenca; Florencia Venecia Milán.

El renacimiento musical ocurre dos siglos más tarde que el Renacimiento cronológico. Durante el siglo y medio siguiente la gloria del barroco va a alcanzar la plenitud de su divinidad, y no porque sea dedicada mayormente a la liturgia eclesiástica.

Claudio Monteverdi, nacido en Cremona y maestro de capilla en San Marcos de Venecia, inaugura el siglo XVII con la primera ópera, Orfeo, estrenada en la corte de Mantua. Con lo que Italia, subsidiaria cultural de Grecia, reanuda el fatalismo helénico basado en la mitología, que por extensión seguirán casi todas las naciones europeas. Los nuevos compositores van a alterar la música litúrgica, concediéndoles un aire operístico a misas, Te Deum Stabat Mater Magníficat Réquiem y Pasiones.

Georg Philipp Telemann, del primer barroco alemán, introduce a Juan Sebastián Bach como maestro en la capilla de Leipzig, y al hijo de éste, su ahijado Carl Philipp Enmanuele Bach, en la capilla de Hamburgo.

En un viaje en coche a la Misión de San Diego, en California, llegué a impacientar a mi acompañante porque imbuida en un concierto de Brandeburgo que daba la radio, no le prestaba atención a él. En la parroquia mayor de Santiago, de niña escuchaba los acordes de la célebre tocata y fuga de Bach, interpretada por un organista ciego, como el compositor antes de morir. Me sentía flotar en el Cosmos.

Mi cuñado, melómano como todos los húngaros, me contaba de un organista ciego que tocaba la misma fuga en una iglesia de Budapest. Alma Mahler también menciona en su autobiografía a un organista ciego tocándola en alguna iglesia de Viena. Antonio de Cabezón, ciego, era el organista de Felipe II, a quien acompañaba en algunos viajes. Estas coincidencias me llevan a pensar en el espíritu reencarnado de Bach, que había perdido la vista al ser operado de cataratas por un oftalmólogo inglés, John Taylor, el mismo que operaría a Händel con igual resultado

Friedrich Händel, maestro de capilla del elector de Hannover Jorge I de Inglaterra, escribe su música del Agua para un crucero real por el Támesis, y los Reales Fuegos Artificiales para la coronación de su hijo Jorge II. Los aleluyas de El Mesías los escuché por primera vez a la Escolanía de la catedral de Sevilla, en la boda de una compañera de la alta sociedad, que trabajaba conmigo para los americanos.

Con la Reforma luterana en Alemania, país musical por excelencia, la Escuela de Mannheim llegó a ser la mejor de Europa. A la que sigue la de Munich con el Elector de Baviera. El ilustrado Federico II el Grande de Prusia, francmasón, tocaba la flauta además de componer. En su corte, Carl Philipp Enmanuele Bach empieza a deslizarse hacia una nueva forma musical, partiendo del barroco, que su padre ha culminado históricamente.

sábado, 27 de junio de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

AVATARES MUSICALES

Estrechamente vinculada al Quadrivium de artes liberales, Astronomía Aritmética y Geometría representadas en las notas del pentagrama, la Música es considerada en la Edad Media como una prueba de la existencia de Dios.

Los instrumentos musicales, especialmente el glorioso órgano, utilizado en catedrales, templos e iglesias, han evolucionado tanto para entonces que por su cantidad y complejidad implican toda una materia de estudio aparte. Es decir: el arte más intangible y empírico tiene que admitir la dicotomía de su materialidad.

La ciudad italiana de Cremona, en la que no he estado, puede preciarse de haber llevado el violín, evolucionado del rabel árabe, y el piano, junto con Florencia, a la máxima perfección. En sus calles debe oírse constantemente música diluida, como me ocurrió a mí en Viena y sus bosques, y como debe también ocurrir en Salzburgo y Bayreuth.

El concilio de Trento excluye de la Iglesia la música pagana, impía o lasciva. Pierluigi Palestrina, maestro de la Capilla vaticana, no admite tal concepto. Pero la Iglesia ha continuado vetando composiciones mundanas o ajenas a la liturgia.

El Requiem de Verdi no podrá ser interpretado en ceremonias fúnebres de eminencias eclesiásticas. Lo que se debía más a sus ideas libertarias que a la excelsitud de su música. En contraste, la Iglesia siempre ha aceptado composiciones de los grandes maestros protestantes, dedicadas al mismo Dios cristiano, más o menos, que el Yahveh judío y el Allah musulmán.

El innovador e inmenso Gustav Mahler, judío, se hace católico en 1897. Inmediatamente es nominado director de la Ópera Imperial de Viena. Pero a mí, cualquiera de sus sinfonías y conciertos me lleva más al ascetismo que los Diez Mandamientos de Moisés.

Yo había nacido melómana de humedecérseme los ojos con las bandas callejeras que me exaltaban el corazón. Pero fue en el internado de las monjas cuando conocí la música grande. En las madrugadas de Navidad, en los besa pies al Niño Jesús tras las tres misas solemnes, en fila india avanzábamos por la nave central hasta el presbiterio, a los exultantes compases de Las cuatro estaciones de Vivaldi, que provocaban mi éxtasis místico. Poco después, el papa melómano Pío XII lo prohibía por no ser música litúrgica. El posterior concilio Vaticano II de Juan XXIII lo liberalizó, y Juan Pablo II admitía cantantes de rock jazz blues gospel y espirituales.

En el mes de Mayo cantábamos una canción a la Virgen, compuesta por un jesuita: Quiero Madre en tus brazos divinos-como niño pequeño dormir-y escuchar los ardientes latidos-de tu pecho de madre nacidos-que late por mí.-Quiero ver tu divina hermosura-y ese amor que te inflama sentir-de tus labios saber que me amas-que por hijo con ellos me aclamas-para ser feliz. - Inmediatamente reconocí que aquello era música grande. Tardé años en saber su origen. Se trataba del segundo movimiento del Capricho español de Rimski-Korsakov. Las primeras emociones estéticas, como el primer orgasmo, son inolvidables.

sábado, 20 de junio de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

MÚSICA CRISTIANA

San Pedro (yo no lo consideraría precisamente un musicólogo) trae a Roma las melodías religiosas de tradición hebrea: salmos himnos alabanzas aleluyas y amén, que junto al estilo arquitectónico paleocristiano se van a extender por toda Europa.

En el ocaso del Imperio romano, San Ambrosio de Milán y San Agustín de Hipona dan un gran impulso a la música litúrgica. Se dice que San Agustín sentía remordimientos de pecado por el placer que ésta le producía. Yo, en cambio, pienso que mi misticismo infantil era efecto de ella.

La más antigua anotación musical que se conserva data del siglo IV a. Boecio escribe un tratado musical con notas en escalas y letra en griego, correspondiente a su época. En el siglo VI el papa San Gregorio Magno recoge el canto llano en una música imperecedera que va a cantar todo el imperio de Carlomagno.

Un amigo mío, gran conocedor de toda clase de música culta, incluido el flamenco, sin ser español, dudaba de mi ateismo, dada mi afición por la música religiosa. Esa dicotomía aun pervive en mí. Aunque las largas recitaciones me aburren. Detesto los histrionismos histéricos de sopranos y la prepotencia de tenores, así como muchos repetitivos motetes y misas pueblerinas que no llegan a desplegar de cierta ramplonería de misa dominical, sin alcanzar el ascetismo de otras.

En la España musulmana los mozárabes cristianos practicaban una música religiosa arabizada, tanto como los instrumentos en uso: el rabel, precursor del violín, y el laúd y la vihuela, precursores de la guitarra. Muchos de estos instrumentos, liras, trompetas, triángulos, son reproducidos en archivoltas y frontispicios de catedrales en toda Europa, que había aceptado su simbiosis hebraico-cristiana desde el Paraíso Terrenal, situado en la lejana Mesopotamia. Y parte de ella ya musulmana, excepcionalmente España, se dejan también simbiotizar en ciencias arquitectura literatura poesía y música.

En 1076, Alfonso VI, emparentado con el papa borgoñón, adopta el rito romano. La música mozárabe es sustituida, siendo conservada por privilegio sólo en la catedral de Toledo. Ocasionalmente se celebraban misas mozárabes en algún que otro monasterio de los muchos por ellos construidos, tan bien conservados, a los que puede acudir el público. Yo nunca tuve la oportunidad. El Tamtum Ergo es de origen mozárabe.

Juglares y trovadores que han vuelto de Tierra Santa, donde han acompañado a príncipes cristianos, proliferan en el viejo continente con una música profana, cantos de amor cortés. Influidos por la literatura y la poesía escrita en caracteres árabes, a lo que tanto debe la caligrafía gótica practicada en monasterios, en traducciones y códigos ilustrados con miniaturas persas. En la Misión de Carmel, Primada de California, en vitrinas acristaladas se conservan libros de música en latín, que los indios cantaban e ilustraban, enseñados por franciscanos españoles.

En el siglo XVI, transición de la música antigua a la barroca, Palestrina, Arcángelo Corelli, Alessandro y Doménico Scarlatti, padre e hijo. escriben una música a la que con la añadidura instrumental podríamos llamar gregoriano florido.

sábado, 13 de junio de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

MÚSICA Y PALABRA

Una vez asentados los pueblos en las diversas demarcaciones del planeta, riberas de ríos, orillas del mar, faldas de altas montañas, extensas praderas y secos desiertos van a configurar sus rasgos étnicos diferenciales: piel oscurecida por el sol ecuatorial, pálidos arios de nieves y bosques, amarillos asiáticos de ojos rajados, siberianos, esquimales y cobrizos desconocidos y razas intermedias.

Establecidas las jerarquías, jefe de tribu el mejor cazador, caudillos y reyes en confederaciones de pueblos, para enriquecerse deciden la conquista de tierras más allá de las propias. Nacen entonces los cantos de guerra y loas a héroes semidioses vencedores en memorables batallas. Precisamente, de guerras y conquistas nacen las grandes civilizaciones.

La música pasa a ser privilegio de la casta sacerdotal. En Egipto Siria Babilonia Persia, y Grecia, que transmiten a occidente su gran cultura, orientalizada desde Troya y Alejandro Magno.

A mediados del primer milenio anterior a nuestra era, Grecia alcanza el más alto grado de cultura conocido hasta entonces. La escritura y el pensamiento se han desarrollado hasta constituir los pilares de nuestra cultura actual, vigente 2.500 años después.

Los cantos épicos de Homero, recogidos de la tradición oral, y ya simplificada la escritura con el alfabeto fenicio, nace en Grecia el teatro institucionalizado, representado en anfiteatros, cuya grandiosa arquitectura compagina con la excelsitud de las obras escenificadas.
La música y la palabra se aúnan en las cuerdas vocales humanas, el más perfecto instrumento natural. El aire es impulsado desde los pulmones a través de tubos sonoros, y los dedos deslizan arcos y pellizcan plectros.

Con la primera Democracia del mundo, la Tragedia se livianiza hacia la Comedia y el drama satírico. La Poesía, la Oratoria y la Retórica, heredadas por los romanos, van a ser universalizadas por el latín en toda Europa, orientalizada desde el sánscrito y occidentalizada por el alfabeto fenicio.

Tanto Egipto como los imperios cercano-orientales y Grecia, nos han dejado numerosos vestigios de la expresión corporal en danzantes de terracota, tañedoras de lira y oboístas. En muros de templos egipcios y vasijas de cerámica, de una belleza que apenas hemos conseguido superar. Excepcional la mujer tocando la lira, del 480 a., en todo su esplendor helénico. La más arcaica, una rústica escultura micénica de tañedora de lira en piedra, de grandioso hieratismo.

Desde siempre la música se ha adaptado a la palabra, como la palabra a la música. Pero la música es divina y la palabra apenas alcanza el Empíreo. Yo siempre he escrito, tanto prosa como poesía, con un fondo musical. Y aunque no puedo definir su fenomenología, sí puedo afirmar que la música, más que la literatura, me ha enseñado a escribir.

sábado, 6 de junio de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

MATERIALIZACIÓN INSTRUMENTAL

El más sutil de los elementos, el gaseoso o cristal del aire, sin el que el fuego no prende, las nubes no se acumulan, el trueno no suena, el granizo la nieve y la lluvia no bajan; el elemento menos material en el que se produce la metafísica de la música; del que el hombre respira su ka y su prana, según algunas religiones, es el aliento de Dios.

Seguramente el hombre ya cantaba y hablaba antes de pintar magistralmente animales totémicos en sus cuevas. Antes de construir tumbas megalíticas para enterrar a sus muertos, a los que acompañaban con cantos. En las cazas rituales, en las noches de luna llena danzando alrededor del fuego, como siguen haciendo los indios americanos de las tribus aun no extinguidas.

Y se iban proveyendo de instrumentos musicales: flautas hechas con cañas o largos huesos que agujereaban, tambores cubiertos con pieles, y cuernos de animales que les servían para hacer poderosos reclamos entre montañas, avisando sucesos o la aparición de tribus rivales. El poderoso cuerno alpino hecho con el vaciado de troncos de árboles, que tanto he visto fotografiados en el folclore suizo y paisajes del Tirol.

5.000 años antes de nuestra era, en Sumeria ya usaban instrumentos de percusión y de cuerda, como la lira y el arpa. En el Imperio Nuevo egipcio ya contaban con una escala musical de cuatro notas, con el arpa y el oboe. En el siglo IV a., los chinos inventan la teoría de cinco notas y hacen flautas de cañas de bambú. En Grecia cuentan con la siringa o flauta de Pan, semejante a la quena peruana, que tal vez llevaron allá los egipcios, junto con las pirámides y los matrimonios endogámicos reales. Las danzas dionisíacas eran acompañadas con cítaras y castañuelas o crótalos. Orfeo habitaba en el Olimpo con su padre Apolo y su madre Calíope.

El pueblo judío tenía el shofar, cuerno de carnero que les acompañaba en su travesía por el desierto, en las danzas del rey David y los Salmos de Salomón en el Templo. Que siguen usando en la celebración del Rosha-ha-Shana y Yom Kipur, sus fiestas de año nuevo y Expiación.

En una apertura de curso, en la Universidad de los Reyes Católicos, en Salamanca, un cortejo de clérigos y decanos en togas negras, albas y roquetes de encajes, bonetes y solideos carmesí, tiaras cardenalicias, capas pluviales y dalmáticas de seda bordadas en plata y oro, partiendo de la famosa escalinata, avanzaba por los claustros portando grandes trombones y tubas de hojalata dorada, y otros instrumentos antiguos.Tocaban música del rey David, me dijeron. Debían referirse a la partitura de 1570 conservada en Londres. Me impresionó aquella música producida por el pueblo más conflictivo de la historia.

En Los Ángeles pertenecí a la orquesta de Westwood. El director judío, Alvin Mills, había pasado algún tiempo de investigación musical en España, donde se había casado con una valenciana. La hija de ambos tenía como padrino a Georg Solti, que vivía en Los Ángeles con su esposa. No llegué a conocerlos personalmente. Dos señoras que pertenecían a la orquesta, coincidían en afirmar que Dios es la música. Dado que también eran judías, me sorprendió su cercanía a la teoría pagana de Pitágoras. Pasarían años antes de enterarme que la frase había sido pronunciada por Albert Einstein, que al salir de un concierto de violín de Yehudi Menuhin dijo: "Ahora sí que creo que Dios existe."

lunes, 1 de junio de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

La Música en mi vida

ARMONÍA CÓSMICA (Pitágoras)

Partiendo de un punto geocéntrico, de abajo arriba, los cuatro elementos, tierra agua aire y fuego, desde un punto heliocéntrico o cósmico, alteran su orden a Fuego Aire Agua y Tierra.

Primero fue el fuego y el Big Bang. Los vientos solares expandieron en el gran espacio el estruendo inicial. Los mundos, ya colocados en sus órbitas inalterables se fueron envolviendo en sus capas atmosféricas.
El viento ululaba acumulando nubes, produciendo lluvias, que agolpadas en torrentes y cascadas, surcaron la superficie de la tierra con un diversificado sistema venario y arterial.

Enfriada la corteza terrestre, el fuego acumulado en sus entrañas, la mantenía caliente desde su interior ,el sol, imprescindible, la calentaba desde su altura. Aparecieron las plantas, los árboles, el verdor. Los océanos se poblaron de animales que al salir de las aguas se disgregaron por la superficie solidificada. Luego les crecieron alas y surcando los aires entre graznidos se encaramaban a los picachos prominentes, a las cumbres de las montañas.

Cuando el tiempo aun no tenía cronómetro, Pangea fue escindiéndose, configurando continentes, entremetiendo océanos, contorneando penínsulas, excavando golfos, achicando mares convirtiéndolos en lagos, y desecando desiertos que habían bebido toda su agua.

Las imponentes aves, embellecidas por la evolución de las especies y la selección natural, se convirtieron en pájaros con crestas como flores y largas colas iridiscentes, como cometas terrestres que surcaban el azul con trinos orquestales precursores del violín, anidando en la espesura de los bosques.

Por entonces, más o menos, apareció el animal más sofisticado y vulnerable: el hombre, un ser superior. Así por lo menos lo creemos nosotros mismos, juez y parte. Del antropopiteco aun conservamos una cola o rabo atrofiado. El hombre aprendió a cantar de los pájaros y de los demás animales a comunicarse entre ellos, alcanzando una evolución que les hace destacar entre los demás seres del reino animal.

Hoy, algunos simios antropomórficos más cercanos a nuestros antepasados, sometidos a un proceso de aprendizaje evolucionan increíblemente bajo la tutoría de algunos científicos.


sábado, 23 de mayo de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

FUTURO EN INTERNET

Si la palabra escrita ha contribuido a recopilar todo el bien proyectado para la humanidad, incluidos los libros secretos, esotéricos y exotéricos, herméticos y crípticos, la palabra hablada de muchos demagogos nos ha llevado a grandes desastres históricos a través de todos los tiempos.

Hoy contamos con el Gran Hermano en Internet. Nunca la dicotomía maniquea del bien y del mal ha estado más atómicamente unida y sintetizada. Aquí cualquier loco, necio o sabio, tiene una asequible plataforma que lo catapulte a la fama universal. Junto a los científicos que descubren vacunas, medicamentos y nuevos métodos quirúrgicos de sustitución de órganos dañados o miembros perdidos, también tienen su espacio la pornografía infantil, la contagiante violencia de género, el crimen organizado, el terrorismo global, y tantos otros horrores que nos hacen deleznable la existencia en este malhadado siglo XXI en el que tantos privilegiados disfrutan de un inaprovechable exceso de bienes y riquezas, mientras una parte cada vez más amplia del mundo se muere tanto de inanición material como espiritual.

El potencial de la Democracia ha encontrado, al fin, en Internet, su espacio cósmico sin fronteras. Las leyes gramaticales acumuladas durante cinco milenios de escritura, se tambalean a mucha mayor velocidad que se impusieron, y es posible que a mediados de este siglo hayan desaparecido totalmente. Porque los movimientos humanos, además de recurrentes, son imparables.

Se escribe con nuevos códigos fonéticos y abreviaturas torpemente comprensibles a los que antes del tercer milenio ya sabían leer y escribir. Se vuelve a la supresión de vocales, a cuya adopción tanto contribuyó el alfabeto fenicio para facilitar el entendimiento entre las lenguas, y se trata de volver al ideograma y jeroglíficos egipcios, eternos como las pirámides.

El Esperanto, como el Comunismo, teorías demasiado avanzadas para los tiempos en los que se quisieron imponer, no prosperaron entonces. Ahora, el esperanto internético universal se va imponiendo automática e imparablemente. Desde la célula móvil de cualquier analfabeto de nuestros tiempos para comunicarse con la rapidez y economía requeridas en televisión, SMS, correo electrónico, chats, telefonemas, escritos y publicaciones indiscriminadas en blogs y páginas web individuales. Quizá algún iluminado de ciencia-ficción pueda predecir hacia dónde vamos y hasta dónde llegaremos.

sábado, 16 de mayo de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

A PARTIR DE LA IMPRENTA

Quizás la aparición de la imprenta no signifique mayor evolución que el cuneiforme y el jeroglífico en sus tiempos. El ámbito mundial en el que se proyecta tras el descubrimiento de América y la circunvalación del planeta en el que ya no quedan tierras incógnitas, es lo que lo hace la más extensa revolución de las letras en la historia del hombre.

España lleva su lengua, universidades e imprenta al Nuevo Mundo. Sus misioneros escriben las lenguas nativas en su heredado alfabeto fenicio. Inglaterra, a la zaga, se arroga la misma misión en la América septentrional. Español e inglés son las dos lenguas imperiales en el mundo moderno. En los actuales festivales de Eurovisión, los participantes de países del este europeo y otros más lejanos, usan cada vez más el inglés. Incluso intérpretes españoles ceden a él.

Sin la Enciclopedia de la Luz de la Razón, o Ilustración de los pensadores que la idearon, la Revolución francesa nunca hubiera tenido lugar. El fantasma que a mediados del siglo XIX recorre Europa es un libro llamado El manifiesto comunista, que trata de reestructurar las nuevas bases de justicia social que el cristianismo de casi dos milenios no ha conseguido instaurar.

Sofisticado por el romanticismo y el humanismo vocacional de las naciones hegemónicas europeas, que ya se han repartido el continente americano entre sí, ahora, en un mesianismo común se reparten el resto del mundo. Misioneros, viajeros románticos y colonos explotadores llevan el portugués, español, francés alemán italiano y holandés a todos los confines del globo terrestre, no exentos de una misión civilizadora, pero basados en un capitalismo de explotación, en el que el mercado de esclavos es el más intolerable y deshumanizador.

El protestantismo y el catolicismo llegan a regiones animistas, budistas, taoístas, en la India China y Japón, Cachemira y el Punjab. En las islas del sureste asiático, entre las mezquitas del Islam se van abriendo paso iglesias anglicanas y católicas, escuelas y universidades en las que las principales asignaturas son lengua y religión.

Con la constitución francesa y la estadounidense de los Derechos del Hombre, incluidos los del esclavo africano, los grandes movimientos humanitarios de las sociedades filantrópicas, prohíben la esclavitud, precedidos por La cabaña del tío Tom en los Estados Unidos, los escritos sociales de Charles Dickens en Gran Bretaña, Voltaire, Rousseau Víctor Hugo y Émile Zola en Francia.

El fracaso de la Revolución francesa en su idealismo de Razón, Verdad Igualdad Fraternidad y Libertad, llevará a la Revolución bolchevique un siglo después, que también fracasará. Ésta, precedida por los grandes autores rusos que sufrieron persecución y exilio: Pushkin Dostoievski Gorki, etc.

El expansionismo imperialista europeo, en guerras entre sí, hace desencadenar la Primera guerra mundial. Europa queda mal hilvanada, lo que provocará nuevas guerras por venir a lo largo del siglo XX, recrudecidas en este siglo XXI. El hombre, siempre equivocado a pesar de sus buenas intenciones, se ve obligado a determinar la descolonización, de lenta realización y nuevos problemas cada vez más difíciles de solventar. Como ya clamaban los antiguos griegos con sus dioses y sus tragedias, necesitamos un salvador.

sábado, 9 de mayo de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

NACIONALISMOS LINGÜÍSTICOS

A partir del Tratado de Verdún, a comienzos del II milenio los Estados europeos sufren un proceso de atomización. Los separatismos religiosos van estrechamente unidos a los étnicos y raciales. La Bulgaria eslava se convierte en provincia bizantina independiente de Roma. Rusos y búlgaros se unen contra Constantinopla que lucha también contra persas turcos y árabes. En 1055 el cisma del Patriarca bizantino Miguel Corolario consigue separar definitivamente las iglesias de Roma y Constantinopla, diferenciando el cristianismo ortodoxo del catolicismo universal.

Los Cruzados, que en oleadas sucesivas habían invadido el Cercano Oriente musulmán y cristiano, definitivamente expulsados por el Gran Saladino, vuelven a occidente más o menos aculturizados, trayendo consigo formas fundidas de orientalismo. En Europa empiezan a afluir reinos poderosos que aglutinan principados nacionales, que ya evolucionados del latín carolingio, resucitan una lexicografía de nacionalismos ancestrales.

Por entonces se van creando las universidades bajo tutela papal, y la Escolástica. Ambas instituciones religiosas tratan de conciliar doctrinas dispares. Tomás de Aquino y otros intentan compaginar las teorías de Aristóteles con el cristianismo. Y a pesar de sus divergencias lo consiguen, como en la Grecia clásica habían hecho los Sofistas.

Dante Alighieri con su Divina comedia escrita en la lengua hegemónica de la Toscana y su Florencia natal, crea el italiano moderno, seguido por Boccaccio y Petrarca, que van a adoptar todos los principados y repúblicas de la Italia medieval. En la arabizada España, que no había perdido el latín visigótico, mezclado con la aljamía mozárabe, escriben su propia lengua en caracteres musulmanes. San Fernando y su hijo el rey Sabio, desprendiéndose poco a poco del galaico-portugués de las Cantigas, desarrollan un castellano incipiente creado en San Millán de la Cogolla, que va imponiéndose en toda la península, junto con las variantes románicas regionales: catalán-valenciano-mallorquín, gallego-asturiano-leonés. El latín de la provincia más romanizada del Imperio, Andalucía, se ha enriquecido con ocho siglos de árabe.

La literatura artúrica de Chrètien de Troyes, los cantos de gesta y amor cortés de la Aquitania y Provenza, langue d`oc-cidente, va identificándose y enriqueciendo la lengua franca d`oil. Las lenguas celtas nativas, habladas por los britanos, que no han sido totalmente aculturizados por el francés normando de la corte de Enrique II y su influyente esposa Leonor de Aquitania, son recopiladas y unificadas por Geoffrey de Chaucer para configurar la lengua inglesa, que al llegar a Shakespeare cobrará vocación imperial. Lutero con su Biblia, la imprenta y sus cantos litúrgicos, consigue lo mismo con las lenguas germánicas, que con Goethe evolucionarán hasta la excelsitud.

sábado, 2 de mayo de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

EL CORÁN EN EUROPA

Sólo dos siglos después de la caída de Roma en manos de los godos, la lengua semita del Corán traspasa sus confines del Cercano Oriente e invade Europa con la caligrafía más hierática que se haya creado jamás. Los musulmanes dominan España, el sur de Francia e Italia, el norte de Ifriquiya y las islas del Mediterráneo. Carlomagno, que era analfabeto, da base al Sacro Imperio Romano Germánico
 En toda la extensión de su reino de Franconia se habla el latín carolingio. Aliado con la Iglesia romana en el cesaropapismo, se mantienen los elementos del imperio: lengua y religión. Para facilitar el entendimiento entre sus distintos componentes al servicio de abadías, monasterios y escuelas catedralicias como las de su capital, Aquisgrán, cuyos traductores y copistas de griego, hebreo y árabe, han estado utilizando la bella pero poco legible escritura gótica, ésta se simplifica en la minúscula carolingia, y se omiten abreviaturas de las que se ha abusado dificultando su comprensión.

Gerberto, luego papa Silvestre II, estudia en el monasterio de la Marca Hispánica, Ripoll, en latín y árabe, la sabiduría y ciencias islámicas, evolucionadas de las de Grecia, que abarca matemáticas, astrología, medicina, alquimia y magia, que al pueblo analfabeto suenan a brujerías y pacto con el diablo. Este papa consagra al abad de San Cugat del Vallés en 1002, año de la muerte del caudillo Almanzor. Ludovico Pío, hijo y sucesor de Carlomagno, con el Tratado de Verdún en 843 divide el imperio entre sus herederos: Franconia, Lotaringia y Germania.

El castillo de naipes de principados y ducados de occidente, así como los de oriente, comienzan a desgajarse de sus imperios correspondientes. Moravia quiere independizarse de la Iglesia de Roma. Pide a Constantino VII Porfirogéneta de Bizancio que le envíe maestros para instruir a los eslavos en su propia lengua, para poder traducir la Biblia que Roma sólo reconoce en griego y hebreo además del latín.

Les son enviados a los hermanos Cirilo y Metodio, que además del cisma religioso ya existente, perpetran un cisma lingüístico. Cirilo inventa un alfabeto nacional eslavo con letras griegas, que como la iglesia Ortodoxa, se impone en Rusia, Ucrania, Bulgaria y Serbia. Muchos siglos más tarde, en el XVIII, el occidentalizado zar Pedro I el Grande, reformará y simplificará el alfabeto cirílico, en uso hoy en Rusia y en países de la ex Unión Soviética.

Eslavos y griegos se habían solidificado en el este de Europa hasta Constantinopla, que pronto sería Estambul. El príncipe Vladimiro de Kiev se hace bautizar con todo su pueblo. Las hordas magiares euro-asiáticas, paganas aún, asentadas en las regiones entre el Danubio y el Rin, son definitivamente derrotadas por Otón I el Grande en Lech. El rey magiar San Esteban es bautizado y con él todo su pueblo.

De los reinos búlgaro y ruso se distancian los latinos-germanos occidentales y los eslavos bizantinos orientales y balcánicos. Eslavo latín y árabe son los tres grandes grupos lingüísticos en los que se aglutinan los Estados europeos a principio del II milenio.

sábado, 25 de abril de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

LETRAS CRISTIANAS

Durante las persecuciones religiosas, los cristianos de las catacumbas se hacen con las sentencias escritas dictadas por Roma contra sus hermanos mártires. Las ejecuciones de éstas dan lugar a una cronística histórica exuberante, que el Martirologio Romano va a recoger en el siglo XVI, ya en auge la imprenta.

Seguidamente a la universalización del cristianismo tras el Edicto de Milán, los poderosos Patriarcas de las distintas iglesias, Nicea, Éfeso Antioquía, Alejandría, crean doctrinas sectarias, en pugna entre sí durante siglos. La Iglesia las combate en concilios con anatemas y excomuniones: arrianismo, pelagianismo, monofisismo, que afirman o rechazan el tan traído y llevado dogma de la Trinidad, cuyas disensiones van a durar hasta Trento.

Los monofisistas de las provincias independentistas, Siria y Egipto, se refugian en el Imperio Sasánida de Irán, para liberarse de la tiranía de la iglesia extranjera griega. Su separatismo religioso va a durar hasta la conquista musulmana en el siglo VII, que muy pronto va a provocar la división de suníes y chiíes, tan cruenta en nuestros días, catorce siglos después.

Entre tantos regionalismos lingüísticos, las traducciones del griego al latín, con frecuencia y quizás intencionadamente, inducen a la herejía. En 394 el emperador español Teodosio prohíbe las inscripciones jeroglíficas que aún perduraban en el Egipto helenista. Por encargo del papa español San Dámaso, San Jerónimo traduce la Biblia del griego al latín. La llamada Vulgata, lo que nos hizo más papistas que el papa ya desde entonces.

En 480 nace en Pavía el filósofo cristiano Boecio, ministro de Teodorico. Escribe El consuelo de la Filosofía y muere en la cárcel de su ciudad natal condenado por el Emperador. Los escritos de los grandes Padres de la Iglesia, San Ambrosio de Milán y San Agustín de Hipona, tratan de salvar la sabiduría de la Antigüedad, atesorada en lo que aun quedaba de la destruida Biblioteca de Alejandría.

En los siglos V-VI, el emperador de Oriente, de origen godo, Justiniano, que intenta reunificar los dos imperios, separados por Teodosio, promulga su Código legislativo en griego y latín. Cierra la escuela filosófica de Atenas para acabar con la cultura pagana, subsistente desde la tentativa de Juliano el Apóstata, sobrino de Constantino el Grande. En 592 Gregorio de Tours acaba de escribir la Historia de los Francos. Las Actas Merovingias se escriben en papiros. La Historia de los Godos, arrianos, se escribe para combatir a la Iglesia de Roma y al Imperio. El obispo de Germania San Bonifacio reforma la iglesia Franca.

El pueblo, que es analfabeto, transmite oralmente la poesía rítmica y rimada en relatos religiosos legendarios de una hipertrofiada devoción popular, en griego en oriente, en latín en occidente. Una literatura fantástica y vulgar de mitos cuya mira final es el proselitismo confundido con la teología y la fe, que va a durar muchos siglos y que se recrudece aún en nuestros días en infinidad de sectas.

En abadías y monasterios se escriben las vidas y milagros de santos, basados más en las leyendas populares que en la historia. Entre los siglos VI y VII la cristiandad se afianza en casi toda Europa con muchos apóstoles enviados por el papa melómano Gregorio I el Grande, y el godo hispano San Isidoro de Sevilla, el San Agustín español.

domingo, 19 de abril de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

LATÍN UNIVERSAL

Con la Pax Augusta, el Imperio Romano se solidifica y cohesiona entre los distintos pueblos y razas que lo conforman, sobre dos pilares principales: lengua y religión. “Imperio universal y eterno del providente destino de los dioses”, según la Égloga IV del aún pagano Virgilio, sintetizado en el “Designio divino del Imperio Romano” en la Divina Comedia de Dante Alighieri, basada en la nueva religión originada en Judea y Galilea, extendida por Palestina, Siria y Asia Menor, e imperializada desde el San Pedro constantiniano por todo el Oriente Medio, África septentrional y Europa meridional hasta sus confines atlánticos.

Tan vasto como el propio imperio, el latín universal irremediablemente tenía que contar con diferencias zonales, como el centum occidental, pronunciado kentum por los orientales, o el césar latino igual al kaiser germano, y otras disinencias provocadas por el uso desigual de la c k qu ch cche, etc., que tanto contribuyen a distorsionar ortografía y prosodia en los nacionalismos lingüísticos románicos del segundo milenio, hasta en las lenguas menos directamente influenciadas por el latín, como el inglés y el alemán, y que aún hoy no hemos conseguido simplificar.

A principios de nuestra era, ya hacía tiempo que los grandes escritores clásicos latinos, que habían asimilado toda la sabiduría helenística que nos transmitieron a su vez, leían y escribían en griego. En los dos primeros siglos, hasta Grecia hablaba latín, cuando ya Roma y sus principales provincias habían alcanzado la erudición en su propia lengua, en Retórica, Leyes, Poesía, Teatro, Historia etc.

En el siglo II Tertuliano de Cartago crea la literatura cristiana, adaptando la vieja lengua de los grandes retóricos clásicos a las nuevas ideas de sus tiempos y a la realidad actual del Imperio. Después de la destrucción definitiva del Templo de Salomón por Tito, el helenizado Flavio Josefo escribe la Historia de los Judíos. Su hermano de raza Pablo de Tarso, también ciudadano romano, sienta las bases de la nueva religión, desprendida de la suya propia, con sus cartas a todos los principales núcleos cristianos esparcidos por el imperio: Tesalónica, Corinto, Roma, etc. A los Cuatro Evangelios, únicos que son declarados canónicos por la Iglesia de Roma, se les van añadiendo los Evangelios Apócrifos, los Hechos de los Apóstoles. San Juan de Patmos escribe su visionario Apocalipsis, que se va pareciendo cada vez más a la realidad actual.

sábado, 11 de abril de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

ALFABETO FENICIO

Con la caída de Troya en 1.200 a., los griegos se establecen masivamente en Asia Menor, a la que llaman Capadocia y Anatolia. Los fenicios, que comercian con Egipto y con todo el Mediterráneo, tienen la necesidad de crear un alfabeto simplificado, al que añaden las vocales, suprimidas en las lenguas semíticas. Sus continuadores en la hegemonía del mar, los griegos, lo adoptan y extienden por todo el occidente, y perdura en nuestros días.

Las lenguas semíticas son muy similares unas a otras por haberse originado de una rama común y haber sido lengua franca en varios imperios. Lo mismo ocurrirá un milenio después con las lenguas románicas derivadas del latín. El hebreo, ya evolucionado del original cananeo con la invasión de los Patriarcas procedentes de Ur dos milenios antes, enriquecido después con la literatura egipcia anterior al Éxodo y con la posterior deportación a Nínive, luego con la babilónica de Nabucodonosor II que destruye el Templo de Salomón en 588, y finalmente con la persa de la restauración de Darío II el Grande.

Con la derrota persa de Darío I comienza la hegemonía griega. Homero, ciego, les ha transmitido oralmente en verso, luego recogidos en letras, la más acabada, inspirada e insuperable historia de las guerras de Troya, creando la Épica para toda la literatura posterior. En el siglo VII Hesíodo trata de poner orden en el Caos original del politeísmo pagano con su Teogonía, inspirada en la filosofía oriental, precursora de los no menos caóticos monoteísmos posteriores. Heródoto, viajero y geógrafo crea la Historiografía.

El papiro egipcio se ha impuesto desde hace tiempo, para sustituir las litotecas de barro cocido, mientras proliferan las inscripciones jeroglíficas en estelas y templos, en demótico griego con alfabeto fenicio, en caracteres ya comprensibles a nuestra lectura. Es esta una de las cumbres más álgidas de la cultura humana, que quizás en muchos aspectos no hayamos superado aún.

Un milenio más tarde del fallido monoteísmo de Akenaton, empiezan a nacer otras teosofías monoteístas, indicativas de un monoteísmo universal: Zoroastro en Persia, Buda en India, como el Tao chino, más una filosofía no teosófica a la manera de otras religiones, y Mitra, predecesor del cristianismo en tiempos de Roma. Las letras sagradas monopolizadas por magos y sacerdotes de los templos, se han demotizado: las crónicas de guerra, las genealogías reales, la Poesía, el Teatro griego, el Comercio, etc. Mientras tanto se ha venido escribiendo una obra literaria transcendental en arameo, lengua que habían hablado hititas, asirios, babilonios, fenicios y etíopes, que luego se llamará Antiguo Testamento.

Al final del último milenio anterior a nuestra era, el imperio de Alejandro Magno abarca hasta el Valle del Indo y el Punjab. Dividido a su muerte entre los nuevos imperios, en el seléucida de Siria, en 198 a., Antíoco IV introduce el Zeus Olímpico en el templo de Salomón. En la Alejandría egipcia de Ptolomeo II Filadelfo, en 146, setenta rabinos hebreos traducen sus letras sagradas al griego. Con lo que consiguen judaizar Occidente, sin conseguir helenizar a Israel.

Tras la derrota de Aníbal en la tercera guerra Púnica, los greco-romanos de la Magna Grecia, se alzan como la más imperial hegemonía que hasta entonces había conocido el mundo, que abarca hasta el Indo y los Himalayas en oriente y hasta el Mar Tenebroso en occidente, dando espacio al más imperial lenguaje llamado latín por el lugar donde se origina.

sábado, 4 de abril de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

LENGUAS SAGRADAS

Con las grandes dominaciones egipcias, acadias, asirias y babilónicas, todos estos dialectos semíticos se fueron fusionando en una lengua imperial: el arameo. Durante la construcción de la Torre de Babel, por primera vez en la historia el hombre se ve obligado a un poliglotismo universal.

Ambos grupos, el indoario-indoeuropeo procedente de las estepas caucásicas del norte del Mar Negro, y las lenguas semíticas de todo el Oriente Medio, son lenguas sagradas, como sagrado es el Verbo Creador. La más antigua historia del Diluvio Universal mesopotámico y su héroe Gilgamesh, que tenía tres partes de divino y una de humano, se narra por escrito en las tablillas de Nínive, la capital de Asiria. De ella se hacen varias versiones en dialectos arameos: acadio, asirio y babilónico.

Templos y estelas grabadas nos cuentan el culto a sus dioses, las victorias de sus reyes, las derrotas de sus enemigos. Los arqueólogos de nuestros días siguen descubriendo litotecas de innumerables tablillas de barro cocido, grabadas con estiletes de caña, en Jericó, Biblos, Ugarit y Persépolis. Ya en 3.200 antes de nuestra era, jeroglíficos egipcios en la pirámide de Saqqara mencionan a la diosa de la escritura y del libro, Seshat. El más antiguo monumento sumerio grabado en piedra es la estela de los Buitres de 2.400 a. En 1700 a., el rey semita Hammurabi nos lega en piedra su código legislativo y moral, que incluye la justa ley del Talión, vigente hasta la ley cristiana del amor y del perdón.

Desde 2.500, las lenguas indoarias dravídicas e indoeuropeas del sánscrito de la India, cuentan con el Rig Veda y los Upanishad; el Kamasutra o comportamiento sexual en la unión divina, el Ramayana de la doctrina religiosa, y los mitos y leyendas recogidos en el Puranas, los poemas épicos del Mahabharata, la obra más extensa, que con 150.000 versos supera la Ilíada y la Odisea y aún la Biblia, con tipos de letra hindú y brahmi usadas en el sánscrito.

Antes del Nuevo Imperio egipcio del primer monoteísta de la historia, Akenaton, esa civilización nos lega El libro de los Muertos. Expulsados del Sinaí más o menos en la misma época, 1.500 años a., los hebreos habían asimilado la cultura de los faraones, a quienes habían servido en puestos de importancia, y cuyo ambicionado trono estuvieron muy cerca de heredar. Empiezan entonces a escribir su historia, que es la de los grandes imperios que los rodean y someten. Con todas sus deficiencias, la mejor historia de la Antigüedad, en arameo, ya evolucionado del acadio original, lengua semítica imperial hablada desde Anatolia al Golfo Pérsico y África nororiental. El arameo que hablaban Jesucristo y los primeros cristianos, que todavía conservan como lengua litúrgica pequeños grupos de iglesias cristianas en Siria y Mosul.

sábado, 28 de marzo de 2009

AVENTURA DE LA PALABRA HABLADA Y ESCRITA A TRAVÉS DE LA HISTORIA

GÉNESIS SIGLO XXI

El hombre no inventó el fuego. El Fuego era de los dioses. El hombre lo copió cuando un rayo caído de los cielos incendió un árbol. Una rama en llamas le sirvió de antorcha y los pavorosos rescoldos le dieron calor. Al dominarlo, el hombre perdió el miedo al dios del Fuego. Aprendió a andar sobre sus brasas sin quemarse, y en las oscuras noches de novilunio, espantadas las fieras que huían hacia la profundidad del bosque, danzaba a su alrededor hasta que la luz volvía a amanecer.

Hesíodo quería decir que Prometeo había robado a los dioses la luz de la inteligencia para regalarla a los hombres. El hombre había conseguido perpetuar el fuego, que desde entonces no ha faltado sobre la Tierra: ni en los templos paganos zigurats, ni en los altares cristianos, el Fuego Eterno del Holocausto Judío y la Llama Olímpica.

El hombre no hablaba. Aprendió de sus congéneres los demás animales, simios, delfines, ballenas, a comunicarse entre sí, y de los pájaros a cantar. Antes que en la palabra escrita se había expresado en imágenes, con una capacidad simbólica y estética insuperables. Cuando ya tenía una nomenclatura de las cosas que le rodeaban, se expresó, primero en canto sin palabras y luego en poesía. La imperiosa necesidad de atrapar la instantánea y huidiza idea, le sugirió la escritura pintura ideográfica, cuneiforme y jeroglífica después, 3.000 años antes de nuestra era, en Sumeria y Egipto, cunas de nuestra civilización occidental.

Las palabras que cada tribu había ido creando para su uso zonal durante balbucientes milenios, se fueron fusionando en el área que tratamos, en dos grupos principales: indoario-indoeuropeo y lenguas semíticas, originadas por los pueblos migratorios procedentes de Arabia.

sábado, 21 de marzo de 2009

EL LENGUAJE DE LA PIEDRA

EL ECLECTICISMO FINAL

Desde el Olimpo, los dioses han ido descendiendo hasta unirse con su atormentada criatura, el hombre.

A mediados del siglo XIX el efervescente Manifiesto Comunista encorajina a los proletarios del mundo a unirse en la defensa de sus derechos de clase obrera. El Romanticismo impregna el Realismo Socialista, el Modernismo, el Surrealismo vanguardista, y todos los Ismos subsiguientes. Francia acuña el vocablo universal Art Nouveau.

La primera guerra mundial, jaque mate a la caída de los zares y al imperio Austro-Húngaro, modifica estrepitosamente el tablero de ajedrez que es Europa. Rusia reemprende la traicionada Revolución francesa, aumentada y corregida esta vez.

Entre todos aquellos creadores pioneros en el devenir de nuevos estilos, Antonio Gaudí es el más imaginativo y ecléctico. Construye la primera sede obrera en Mataró. Diseña el idílico palacete el Capricho en Comillas, en estilo neomudéjar, que ha tenido un gran florecimiento entre finales del siglo XIX y principios del XX en palacios y plazas de toros, en España y América. La Sagrada Familia de Barcelona es un compendio de todos los estilos arquitectónicos que han enaltecido a la Humanidad.

El otro arquitecto universal de sus tiempos es el suizo Le Corbusier, más laico y socializante que Gaudí, en cuyo edificio en el boulevard Michelet de Marsella, cerca del Vieux Port, y no lejos de la catedral bizantina, viví durante dos años, 17 después de su inauguración. Padre de la arquitectura moderna, diseña viviendas sociales en la India, palacios de deportes y el Metro de Moscú. Su discípulo y colaborador Oscar Niemeyer desarrolla el proyecto conjunto de la ciudad ideal de Brasilia, y contra todos los problemas sociales, da a su país una gran monumentalidad arquitectónica.

La arquitectura soviética denota el utilitarismo social en construcciones y viviendas populares. Los países satélites se alinean de sólidos cubos rectangulares y uniformes hileras de ventanas cuadriculadas, en un sobrio neoclasicismo modernizado y socializante, víctima del criticismo de occidente, más político que construccional. Desde Alemania del Este hasta el Báltico, Corea del Norte, Vietnam, Mongolia, incluso la tradicionalista China de exóticos tejados de pagoda vueltos hacia arriba, ya disuelto también su milenario imperialismo.

En países del Este europeo, miembros de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, perdura el bizantinismo veneciano de siglos anteriores, así como en Viena, donde sorprende el socializante sovietismo de transición del Karl-Max-Hof de los barrios periféricos, en contraste con el casco histórico, tan moderadamente imperial como el Madrid de los Austrias. Inmensos hoteles-caserna, renovados en su interior, ofrecen hoy un aceptable confort de Hungría Comunitaria. La sobriedad soviética estaba muy superada ya en la Yugoslavia de Tito. Impactante es el estilo victoriano del casco histórico de Praga, protegido por el príncipe Carlos de Inglaterra. La aparente prosperidad del país, acabado de salir del comunismo, quizá se deba a la fabricación de armamento.

La Universidad Laboral de Gijón, de tiempos de Franco, llamada el Escorial del Norte por su monumentalidad, y porque de alguna manera lo evocan su cuadrangular estructura, la imperial entrada de soberbios herrajes, el barroquismo berniniano de la iglesia, el grutesco del desfasado teatro, en dicotomía con el conspicuo estilo soviético en las ventanas y aulas que dan al inmenso patio, más acorde con la funcionalidad a que estaba destinado, y que a esas alturas del siglo se había impuesto más o menos sofisticadamente en el resto de Europa.

La torre Eiffel, sin la que hoy no podríamos concebir París, desgastada ya su fealdad de contraste inicial, inaugura la edad del hierro del siglo XX. Estaciones de ferrocarril y puentes diseñados por ingenieros artistas, edificios de Congresos y Ferias Internacionales, rascacielos de acero y cristal en Chicago y Nueva York. Las Torres Gemelas fueron construidas de un bosquejo de Le Corbusier.

Un funcionalismo global, uniforme y diverso, alberga omnipotentes multinacionales que han dejado allá abajo las más altas torres de iglesias y catedrales neogóticas, proyectando amedrentadoras sombras dosificadoras del cielo y del sol común, que hacen que el hombre se sienta una hormiguita insignificante e impotente, apabullado por la deífica capacidad humana para una Creación sintética y artificial. Un Génesis a la inversa, en el que el Hombre, desde siempre, estuviese creando a dios.


Ponencia presentada en el VI Coloquio Internacional de Estudios sobre África y Asia. Publicada por el Instituto de Estudios Ceutíes. Ceuta 2006.

sábado, 14 de marzo de 2009

EL LENGUAJE DE LA PIEDRA

VUELTA A LOS ORÍGENES

Como los movimientos milenarios de la Iglesia, siempre tendentes a la pureza y austeridad del cristianismo primitivo, tras los excesos amerengados de tarta imperial de gusto plebeyo en lo que iba degenerando el último rococó, se origina una vuelta drástica a la simplicidad clásica grecorromana, espoleada por los descubrimientos arqueológicos de las ruinas de Herculano y Pompeya, auspiciados por el rey de Nápoles, Carlos VII, III de España después.

Aunque como todas las derivaciones innovadoras, esta tendencia clasicista ya estaba incubada en el renacimiento, y mucho más evidente en el barroco, no menos contribuye a ello el empirismo de las revoluciones burguesas de 1688 en Inglaterra, la Norteamericana con la Declaración de los Derechos del Hombre en 1776, y la francesa en 1789, nacida del Enciclopedismo en el Siglo de las Luces bajo el lema Libertad Igualdad Fraternidad.

Se inicia entonces un arte austero, pragmático y escueto, basado en el orden, equilibrio, serenidad y armonía clásicos. Con esta nueva secularización de la cultura se construyen más hospitales que iglesias, escuelas, museos y academias de Artes y Ciencias. En Italia, impidiadosamente, hay Hospitales de Incurables, denominación que la Medicina Mental de nuestros dias no permitiría. Los edificios simplifican las hiladas de sus fachadas, desprovistas ya de superfluos adornos barrocos. El triángulo del frontispicio griego, tan agrandado en iglesias y catedrales románicas y góticas para albergar la estatuaria religiosa de toda la corte celestial y la escenografía repetitiva del Antiguo y Nuevo Testamentos, vuelve a su tamaño partenón como emblema universal en Teatros Nacionales, Palacios de Justicia, Bolsas, y otros edificios de uso público.

Como potencia emergente, y en su dicotomía de Imperio Romano Germánico, Alemania emula el clasicismo griego y el neoimperialismo de Napoleón. La puerta de Brandeburgo de Berlín, como el San Marcos de Venecia y el arco del triunfo de Constantino en Milán, se coronan con la diosa Victoria cabalgando sobre cuadrigas romanas. Luis I de Baviera enriquece a Munich con Gliptoteca y Pinacoteca, soberbios edificios clásicos provistos de columnatas como las del Vaticano. Cerca de Ratisbona, sobre el Danubio hace erigir un templo al que llama Walhalla, el paraíso de celtas y germanos, Panteón de Hombres Ilustres Alemanes, como la Madeleine de París.

Francia, ahíta de su rococó, con el nuevo césar ítalo-galo, Napoleón, que ya había contemplado el colosalismo de Egipto, con su auto proclamación como Emperador en 1804, traiciona la revolución a la que había servido, y deroga la nueva Era laica y pagana instituida por la República, que había convertido la saqueada Nôtre Dame en Templo de la Razón. La iglesia de la Madeleine, comenzada en tiempos de de Luis XVI, a manera del templo de Neptuno construido en Roma por el helenista emperador Adriano, natural de Itálica, es dedicada a Templo de la Gracia y de la Fama de la Gran Armada, y los Inválidos de tiempos de Luis XIV, en su propia tumba, cuando ya había llenado París de arcos de triunfo, copias de los de la Roma imperial. Su hijo, el Rey de Roma, Napoleón II, como el de Julio César y Cleopatra, Cesarión, nunca llegaría a reinar.

La Rusia bizantina de Pedro I el Grande se occidentaliza, proceso continuado por Catalina II la Grande, y hasta la caída de los zares. Alejandro I celebra su victoria sobre Napoleón con la erección del palacio del Almirantazgo y la espléndida catedral de Kazan de cúpulas y columnatas como las del Vaticano, el edificio de la Bolsa sobre el río Neva y los grandiosos teatros nacionales de San Petersburgo y Moscú, de frontispicios griegos, ambos coronados por cuadrigas, como en Berlín.

Inglaterra pasa de un incipiente barroquismo a un elegante neoclasicismo en la Galería Nacional, el Museo Británico, la Bolsa, el Banco de Inglaterra, y un arco de triunfo dedicado a Lord Wellington, vencedor de Napoleón. Clona su estilo en sus colonias de Nueva Inglaterra, Boston, Filadelfia y Washington, con la Casa Blanca, el Capitolio y el Monticello de Jefferson en Vermont.

El monarca ilustrado Carlos III, que ya viene de una corte muy floreciente en Nápoles, continúa en España la obra modernizadora de su padre Felipe V y de su medio hermano Fernando VI. Erradica la canallesca costumbre del “agua va”, y recorta encubridoras capas y alados chambergos, a los que los españoles estaban tan apegados. Nos dejan la monumentalidad de las fuentes de Cibeles y Neptuno, el Museo del Prado, la Fábrica de Tabaco de Sevilla y la emblemática Puerta de Alcalá. El neoclasicismo en la América española nos da el Palacio de la Minería en México y la Casa de la Moneda en Santiago de Chile, luego Palacio Presidencial, de infausta memoria reciente.

sábado, 7 de marzo de 2009

EL LENGUAJE DE LA PIEDRA

EL FRÍVOLO ROCOCÓ

Francia, ambivalente durante la Contrarreforma hasta la Noche de San Bartolomé, tocada por el Calvinismo en el norte y en la Navarra borbónica de la nueva dinastía de Enrique IV, que rectifica para ocupar el trono de San Luis, en el siglo del Rey Sol se modera en construcciones religiosas, tan pródigas en su suelo, concentrada en la erección del palacio de Versalles, el más espléndido de sus tiempos y modelo para el resto de Europa.

Sin dejar de ser renacentista, este laicismo profano desemboca en el Rococó, barroco desenfrenado y decadente hacia su meta final. Es un tiempo álgido de sedas bordados encajes puntillas, pelucas rizadas y empolvadas, que va a durar hasta la Revolución.

Apartándose del tenebrismo anterior, los colores se suavizan sensualmente en verdes rosas azules malvas. Los interiores se iluminan de blancos y dorados. Buena muestra de ello la tenemos en techos y puertas en el monasterio de Yuso en la Cogolla. Espejos y cornucopias de sobrecargados marcos asimétricos adornan las paredes, guirnaldas de flores y sensuales Cupidos voladores decoran los techos. Hasta el léxico se impregna de liviandad: chinoiseries, por la excelencia de la porcelana china, bibelots biscuits bagatelas chucherías, denotan un estilo cortesano frívolo y burgués, al que se llama Pompadour por la más famosa de las amantes de Luis XV.

Alemania va a usar profusamente, sin caer en lo banal, este arte de rocallas y grutescos, ya patente en las villas privadas de algunos de los emperadores romanos en los acantilados de la costa y en las colinas junto al Tiber. Federico II el Grande de Prusia se hace construir su palacio Sanssouci a la manera de Versalles, en su corte de Postdam. También el zar Pedro I el Grande va a dar grandiosidad versallesca a su ciudad de San Petersburgo y a su palacio Monplaisir. Baviera, y Bohemia todavía contrarreformista, construyen iglesias de interiores ampulosamente rococó, arte más de interiores que de fachadas.

El palacio de Schömbrunn de la emperatriz María Teresa, como el Trianón de su hija María Antonieta, cuenta con salas de porcelanas chinas, relojes, fastuosas lámparas de cristal de Bohemia y Sévres, etc. Sus regios salones están decorados con narcisistas retratos de la hermosa y desgraciada emperatriz de Austria Isabel de Baviera. Su hijo Rodolfo, el último de su rama, no llegará a reinar. Asesinado, se sospecha, por su propio padre Francisco José, junto con su amante, la jovencísima baronesa húngara María Vétsera, al haber comido setas venenosas de aquellos bosques circundantes, en cuyo castillo de Mayerling, en las escarpaduras melodiosas de los Bosques de Viena, vivieron su infortunado amor y su tragedia final.

Según la versión oficial, el Archiduque había disparado a su amada y luego a sí mismo, en el pabellón de caza, hoy convento carmelita y museo. Su padre no lo creía digno del trono imperial. Sospechaba que no era hijo suyo, sino del conde húngaro Andrassy, con quien Sissí había mantenido una políticamente peligrosa amistad. A Rodolfo se le acusaba también de haber convivido al mismo tiempo con la propia madre de su amante, tan bella como la hija.

Destino trágico el de Rodolfo, como el de su propia madre, asesinada en Ginebra en 1898 por un anarquista italiano que le atravesó el corazón con un arma punzante. Y como su tío, Maximiliano de México, y su primo y sucesor el Archiduque Francisco Fernando, asesinado junto con su esposa en Sarajevo, hecho que colmó el vaso desencadenante de la tan deseada primera guerra mundial, fin del imperio Austro-Húngaro de los Habsburgo y el de los zares Romanov.

sábado, 28 de febrero de 2009

EL LENGUAJE DE LA PIEDRA

EL BARROQUISMO CONTRARREFORMISTA

Si el románico y el gótico habían uniformado Europa, el barroco traza una drástica línea divisoria. En el siglo XVI el protestantismo secciona la mitad septentrional de la unidad latina de la Iglesia de Roma. Martín Lutero en Alemania, Calvino en Francia y Swinglio en Suiza, correligionarios con una misma doctrina de divergencia y austeridad, en una renovada iconoclasia despojan los templos, que ya habían prescindido del aterrorizante zoomorfismo románico y gótico anterior, de toda representación antropomórfica también. Mucho después, el filósofo alemán Hegel sintetizará que “el antropomorfismo destruye a los dioses.” Con lo que naturalmente no están de acuerdo ni artistas ni imagineros.

El concilio de Trento condena el nuevo cisma, y la Europa de la Contrarreforma proyecta el barroco con virulencia defensiva de erupción alérgica. En el Vaticano, germanización etimológica de “Paticano”, Gianlorenzo Bernini diseña el Baldaquino y la Plaza de San Pedro con la clásica columnata imperial crestada de apóstoles papas y obispos, centrada por el Obelisco, reminiscencia del mundo egipcio, inspirados en originales traídos de allá por emperadores y papas, repartidos por la Ciudad Eterna París Londres y Berlín.

Francesco Borromini, su contemporáneo y colaborador rival, prescindiendo de cánones arquitectónicos, lo que le valdrá el epíteto de extravagante, introduce curvaturas y sinuosidades cóncavas y convexas en fachadas y balconadas de iglesias y palacios urbanos, así como en planos altos de las torres. Los interiores exhiben retablos mayores de escenografía teatral, los mantos pétreos flotan a lo Santa Teresa de Bernini, las figuras se corporizan apretadamente en los frontones, cornisas y frisos se alinean de bustos y cabezas, los rosetones se ovalan, y hasta las bóvedas, en un prodigio de técnica. Roma se embellece con grandes fuentes con motivos mitológicos paganos, de los que nunca ha llegado a prescindir: tritones náyades ninfas, caballos que piafan al aire.

En el imperio Austro-Húngaro, vástago español, Bohemia, y Baviera todavía copartícipe en la Contrarreforma, barroquizan sus catedrales, ascuas de oro, muy semejantes las de Munich, Viena, y Praga con los sepulcros del emperador Fernando I, hermano de Carlos V, y su esposa Ana Jaguellón, hermana de Luis II de Hungría, de la rama francesa de Anjou, que deja viuda a María, hermana de ambos emperadores, al morir luchando contra los turcos de Solimán el Magnífico en la batalla de Mohacs.

En el puente medieval de Carlos IV, padre de la patria checa, los jesuitas erigen una soberbia estatua de San Juan Nepumoceno, mártir patrón de Praga, con mitra arzobispal y báculo. En el siglo XIX el puente queda completo, flanqueado por 33 estatuas, entre ellas cuatro santos españoles, que recortan su perfil contra el melodioso río Moldava, que ensordece las protestas de Jon Huss.

Barroco, que fácilmente podría asociarse al primigenio barro original, sin embargo quiere decir perla imperfecta o piedra preciosa sin pulir, con cuya definición, del portugués, no están de acuerdo muchos historiadores del Arte. Del “baroque” francés significa extravagante.

En España, la elegante austeridad del Escorial sirve de contención a esa extravagancia, con muchos Ayuntamientos y torres de equilibrada sobriedad. El barroco plateresco produce en España el llamado Transparente, retablo de la catedral de Toledo, a manera del Baldaquino de Roma, la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares, la de la iglesia de San Pablo de Valladolid. Las castizas Plazas Mayores, Salamanca y Madrid, se las debemos a los Churrigueras.

Con la nueva monarquía borbónica de Felipe V, España se moderniza a la francesa. Se construyen el Palacio Real y el de Aranjuez en Madrid, el de la Granja de San Ildefonso en Segovia, cuyo alcázar con sus torres cónicas grises de castillos del Rin, es lo más centroeuropeo de nuestra península.

El estilo, que es una actitud anímica tanto como ideológica, se define en todas las artes paralelamente a la arquitectura, que según Friedrick Nietzsche es la grandeza de la eternización del hombre, porque “si los hombres no hubieran empezado por construir casas para sus dioses, la arquitectura estaría todavía en pañales.”

En nuestro país, así como la capital del románico mundial es Palencia, la del barroco es Sevilla, y lo seguirá siendo siempre con su barroquismo procesional. El Hospital de Venerables, el palacio de San Telmo, la fachada plateresca de su Ayuntamiento, e innumerables iglesias y torres. Desde aquí el barroco mudéjar va a ser trasplantado a América a través de los jesuitas, que han hecho suya la Contrarreforma, clonando su señera iglesia matriz el Gesú de Roma, en todas las capitales del Nuevo Mundo, con las iglesias de la Compañía, casi siempre adosadas a la catedral. La iglesia de San Francisco en Lima, las de Nueva España y otras muchas, exhiben una floritura mestiza indianizada con exuberantes motivos autóctonos.

sábado, 21 de febrero de 2009

EL LENGUAJE DE LA PIEDRA

EL DESPEREZO RENACENTISTA

Desperdigados los templarios, que habían transformado los castillos islámicos al románico y al gótico, copadas las comarcas con abadías y sedes episcopales que desde sus tronos catedralicios hacían rica y famosa la región, tras la gran peste que asola Europa a mediados del siglo XIV, en el próspero ducado de la Florencia de Lorenzo de Medici, como un brote telúrico nace un ramillete de genios universales versados en todas las artes y ciencias a la vez, que repiten la Grecia del siglo V antes de nuestra Era.

Precedido por las Letras, se va perfilando un movimiento que mira más hacia el futuro que al pasado, en el que prima más el palacio que la iglesia. El laicismo renacentista tiende al clasicismo griego pagano y profano, añadiendo lo lascivo a lo carnal. Los frescos de la Capilla Sixtina llevan a los papas del concilio de Trento a vestir desnudeces. Contra ello predica Girolamo Savonarola, que morirá en la hoguera, que había inducido a muchos librepensadores a ocultar o destruir libros de esoterismo o herejía, y al mismo Botticelli a quemar algunos de sus etéreos y deliciosos bocetos.

El esbelto arco gótico apuntado de portadas ventanales y claustros, pierde su agudeza, retornando al sobrio medio punto semicircular. Desde Florencia a Roma y Venecia proliferan palacios renacentistas como los de Medici Farnesio y Barberini, papables ya. Las Madonas, despojadas de su hieratismo divino cobran un cercano aire humanista. En el siglo XIX los pintores ingleses acuñan el neologismo discriminatorio individual llamado Prerrafaelismo, laudatorio o crítico, lo que el Código da Vinci nos podría aclarar.

Brunelleschi erige la cúpula de Santa María de Fiori en Florencia, y Miguel Ángel, siguiendo a Bramante, la del Vaticano, con el esplendor que Julio II había proyectado para aquella basílica de tiempos de Constantino. La cúpula, símbolo del útero materno, se repite tanto como el frontispicio griego en todos los palacios legislativos del mundo, en Washington y la Habana, entre otros muchos.

El Renacimiento no va a ser inmediatamente aceptado por el resto de Europa, tan apegada al excelso gótico, pero tardíamente influirá en su transformación. En París, cuna del gótico tanto como Borgoña del románico, coincidiendo con la estancia de Leonardo da Vinci en la corte de Francisco I, Francia empieza a abrirse al Renacimiento. Después, en la de su hijo Enrique II casado con Catalina de Médici, el palacio Pitti, corte ducal de Florencia, va a servir de modelo para el de Luxemburgo y Fontainebleu.

Tanto los Países Bajos como Alemania siguen aplicando el gótico en edificios civiles, y desde el imponente castillo de Heidelberg, saltan casi al romántico de sus castillos de cuentos de hadas del Rey Loco Luis II de Baviera. Mucho más aferrada aun, Inglaterra ha hecho del gótico su razón de ser, aplicándolo a catedrales y castillos, en Oxford y en Cambridge, hasta el gótico Tudor y el neogótico victoriano de sus colonias en Norteamérica, África Asia y Oceanía. Muy tardíamente va a adoptar el estilo del discípulo de Miguel Ángel, Andrea Palladio, tanto en palacios urbanos como rurales.

En las dos naciones hegemónicas del siglo XVI, en España la transformación del gótico tardío se llama estilo Isabelino, flamenco, flamígero o plateresco, que afecta más a lo decorativo que a lo estructural. En Portugal, siempre al unísono, el estilo Manuelino, cuya característica más sobresaliente, la columna salomónica en espiral, adornada con trepantes hojas vegetales policromadas, preconiza el barroquismo de la Contrarreforma.

Una vez conseguida la unidad de España, los Reyes Católicos empiezan su política sustituyendo fortalezas defensivas y castillos caballerescos por palacios señoriales, desmochando almenas, característica islámica de la que quieren prescindir. Con la disolución de las Órdenes Militares, estos poderes son asumidos por el rey Fernando.

En estilo isabelino se construyen en la Cartuja de Miraflores de Burgos, los sepulcros de sus padres, Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, y el de su joven hermano muerto prematuramente, que hubiera sido Alfonso XII. En los territorios conquistados la Capilla Real en la catedral de Granada, como la de Palma de Mallorca y Sevilla, levantadas sobre las que habían sido mezquitas mayores. El minarete Giralda, indultado, es completado luego con el Giraldillo, culmen de la más íntima simbiosis islámico-cristiana en la torre más esbelta del mundo.

El Cardenal Primado Pedro González de Mendoza, junto con su numerosa y encumbrada familia, introduce el renacimiento en España con el palacio del Infantado en Guadalajara y el de Cogolludo. El plateresco se aplica en fachadas de catedrales, Salamanca y Compostela, que como la del Pilar, van transformándose en cada renovación. Universidades, Colegios Mayores, Hospitales Reales de Compostela, Toledo y San Marcos en León.

En un sobrio estilo renacentista se construye el palacio de Carlos V en la más desafortunada ubicación, dentro del sensual conjunto de la Alhambra, tan discordante como la Pirámide de Cristal de Mitterrand ante el Museo del Louvre. Felipe II, que ha visto mucha arquitectura en Londres Flandes y el Tirol, se hace construir el Escorial, Octava Maravilla del mundo moderno, en su propio estilo sobrio y elegante escurialense o herreriano por su diseñador, repetido en el Nuevo Mundo en el que se llama el Escorial de los Andes en Quito.

sábado, 14 de febrero de 2009

EL LENGUAJE DE LA PIEDRA

MÚSICA CONGELADA (Goethe) BOSQUE PETRIFICADO (Nietzsche)

Recuperada Sicilia para la cristiandad por los normandos, a principios del segundo milenio se organizan las Cruzadas como ofensiva en el terreno musulmán de Tierra Santa. Los cristianos occidentales se hacen también con el resistente Imperio Romano de Oriente, y se sientan en el trono de Constantinopla y reinos adyacentes. España tiene aun para largo con su propia cruzada nacional, promovida por el papa Alejandro II, que luego va a secundar Urbano II para Tierra Santa.

A partir de la reforma benedictina de Cluny por San Bernardo de Clavaral, iconoclasta como San Pablo y San Agustín de Hipona, incluso San Juan de la Cruz dice que “el hombre devoto necesita pocas imágenes”, el arte románico, ya cisterciense, va deslizándose hacia el más exigente y suntuoso estilo gótico vertical. Se elevan las naves de crucerías latinas, las ventanas altas y estrechas agudizan sus arcos en ojivas, y estilizadas torres de agujas “cipreses de piedra”, tratan de pinchar el cielo como nuevas torres de Babel.

Este arte de los godos, llamado bárbaro por su origen germano, nace en Francia, en la antigua abadía románica de St. Denis, enterramiento de la dinastía Merovingia, con el abad Suger y Luis VII, y como el románico, con vocación europeísta. Desde allí se irradia a la imponente catedral de Chartres, inaugurada por Luis IX el Santo en 1262 como nuevo enterramiento de la dinastía Capeto.

La catedral de Nôtre Dame de París y las iglesias de la Madeleine, se van a repetir profusamente por todo el territorio francés. El gótico traspasa los Pirineos, y en Castilla se erigen las catedrales de Burgos y León, la de Palma de Mallorca en el reino de Aragón. En la Inglaterra normanda se reconstruyen las catedrales de Durham Salisbury Westminster y la primada de Canterbury. En Alemania las de Magdeburgo Ulm y Colonia. Siglos después Goethe va a elogiar la de Estraburgo y a denostar la de Milán. El estilo lombardo influye en la exquisita catedral de Barcelona y su Barrio Gótico

Iglesias visigóticas que habían sido transformadas en mezquitas, finalmente volverán al culto cristiano. Los vestigios islámico-góticos son innumerables en ellas. En el reino de Aragón el arte califal cuenta con las Seo de Urgel y Zaragoza y el espléndido palacio de la Aljafería. Continuador del antiguo arte mozárabe, el arte mudéjar adorna los cimborrios con cerámica vidriada, caladas celosías de mármol y hermosos artesonados. Estos artífices habían sido auspiciados por la dinastía convertida al Islam de los Banu Qasi del reino taifa de Tudela, entroncado con los reyes de Navarra y Aragón, a su vez entroncados con el mismo Almanzor. En sus obras cristianas abundan las inscripciones en árabe y hebreo.

Abadías-fortalezas como Ripoll y Poblet, o el castillo de Peñíscola, van transformándose del románico al gótico. En el palacio de los Reyes de Navarra en Estella, dos exquisitos capiteles adosados a la fachada representan a unos cruzados con cotas yelmos y lanzas, luchando a caballo protegido por faldón.

De la Inglaterra del último rey anglo-sajón Eduardo I el Confesor, con el normando Guillermo I el Conquistador se van goticisando el castillo de Windsor, la Torre de Londres, la abadía de Westminster y otras, cuyas techumbres de madera habían ido desapareciendo en repetidos incendios. Hornacinas en fachadas y arquitrabes se rellenan con estatuas alargadas de santos, apóstoles, parejas reales, arzobispos. Cariátides se llaman las femeninas, atlantes las masculinas. Reminiscencia léxica griega, que perdura, como los capiteles dóricos jónicos y corintios, ahora más floreados con motivos vegetales y flores de acanto.

Hoy llamaríamos pornográficos los iconos alegóricos que con descriptiva delectación, a veces soez, representan los pecados capitales, libidinosos los de lujuria. Era la Biblia de los Pobres, que no sabían leer, y cuya interpretación de Kamasutra pagano el Códice Calixtino trataba de enderezar.

Además del alzado punzante de las torres de filigranas bordadas y calados en piedra, que en el románico, más rural, eran sólo campaniles, los muros cerrados se traspasan con vidrieras, utilizando la mística magia de la luz y del color. La abadía de Melk en Viena, antiguo castillo medieval donado a los monjes por el emperador Leopoldo I, restaurado últimamente en el 2000, aunque se la encaja en el barroco español, sus cúpulas doradas de bulbos de cebolla son tan bizantinas o venecianas como si aun estuvieran ante sus puertas los otomanos. Elevada hasta el risco en que está erigida, impresionan sus enormes vidrieras de diseños vanguardistas, que acumulan toda la luz del valle del Danubio que corre a sus pies. En su imponente biblioteca, antigua Sala Imperial, como el monje Bencio en El nombre de la rosa de Umberto Eco, cualquiera puede “sentirse atosigado por la lujuria del saber.”

A lo largo del Rin del Loira y del Danubio, se elevan enriscados castillos de ensueño, como el del desgraciado archiduque Rodolfo, hijo de Sissí y del emperador Francisco José I de Austria, con sus agujas azul grises de pizarra, tan profusas como los bulbos bizantinos en toda la Europa del Este.

sábado, 7 de febrero de 2009

EL LENGUAJE DE LA PIEDRA

SIMBIOSIS ISLÁMICO-CRISTIANA

En el siglo VII, Mahoma, inspirado en el Antiguo Testamento judío y el Nuevo cristiano, escribe un compendio selectivo de ambos, llamado Corán, con el que consigue unificar a las tribus del desierto de Arabia en torno a la Kaaba, meteorito caído del cielo durante el periodo de formación de la Tierra, que ya adoraban antes de que Abraham fuera impelido por su legítima esposa Sara a sacrificar al primogénito Ismael, hijo de su esclava Agar, en favor de su propio hijo Isaac, como creen ismaelitas y agarenos contra la versión judía sarracena.

Llamados musulmanes por el gran foco que para la nueva religión representa Mosul, dan una nueva datación a su Hégira islámica, como sus hermanos monoteístas judíos y cristianos, a los que no consideran tal por la controversia trinitaria, más hinduista que hebrea, ratificada desde los concilios de Nicea a Trento. Llegan hasta la India China y Mongolia, África y Europa meridional. Asimilan culturas, y son depositarios de la más cercana grecorromana cristiana bizantina del Medio Oriente.

Sobre el destruido Templo de Salomón, a su vez palacio de Herodes y Templo de Júpiter, erigen la cúpula dorada de la Roca, primer monumento islámico, aun incólume para nuestra estupefacción. Sobre un templo cristiano se levanta la mezquita mayor en Damasco y la de Ispahán en Irán. En sus construcciones emplean arquitectos y mosaístas cristianos bizantinos de Constantinopla, que utilizan decoración persa. El Egipto conquistado se llena de mezquitas que reproducen columnas y monolitos faraónicos, estilizados de ingrávida verticalidad, evocadores del lingam hindú o falo creador, minaretes desde donde se llama a la oración, hechura que muchos siglos después van a reproducir los misiles espaciales.

Oleadas de musulmanes procedentes de África atraviesan repetidas veces el estrecho de Gibraltar, cruzan Hispania y penetran en el reino Franco. El caudillo cristiano Carlomagno salva a Europa de los infieles. Derrotado en Roncesvalle, incluso su Marca Hispánica se islamiza. Con el cesaropapismo de sus descendientes francos y los Otones germanos, entroncados con los emperadores de Constantinopla, el estilo romano bizantino del Exarcado de Rávena va a ser difundido por los lombardos en toda Europa Central, consolidándose en el románico cluniacense, lleno de celo religioso y espiritualidad.

En pugna con el Islam, el estilo cluniacense siembra el norte de España de monasterios e iglesias románicas, del que el Camino de Santiago es la máxima expresión. Sahagún y Astorga, Poblet y Ripoll, Santo Domingo de la Calzada y Frómista. San Pedro de la Rua en Estella, está lleno de reconocibles signos de canteros, tanto europeos como orientales. O la insólita catedral de Zamora, de estilo bizantino.

En la arrasada Hispania, ya Al-Andalus, los Omeya levantan sus mezquitas sobre las que habían sido iglesias visigóticas, como la misma Mezquita de Córdoba. Para su defensa construyen fortalezas y alcazabas, castillos inexpugnables, nidos de águilas, creando la verdadera Castilla que pudo haberse llamado toda la península, incluida Portugal, imbuida en el mismo proceso. Conforme progresa la reconquista estos castillos van pasando a los templarios de las Órdenes Militares, partícipes en ella, y al restaurarlos los van dotando de la fisonomía cristiana del románico y el gótico, como en Ponferrada, el Burgo de Osma y en las poderosas murallas de Ávila.

Mucho se han hispanizado los árabes o arabizado los cristianos, cuando nos dejan la mezquita de Córdoba, Medina Azahara, la Alhanbra, la Aljafería y los castillos de la Calahorra. Los reyes cristianos repueblan sus territorios con visigodos hispano-romanos, cristianos mozárabes que habían convivido y trabajado con musulmanes en Toledo Córdoba Granada y Sevilla, de los que han aprendido técnicas y estilos que aplicaban en iglesias y catedrales de Aquitania y Provenza, Italia y Sicilia. Ahora, los musulmanes que vivían en territorios cristianos, muchos de ellos conversos, despliegan el estilo mudéjar, típicamente español, “tan mezclado como un niño mestizo”.