sábado, 20 de diciembre de 2008

ENDOGAMIA REAL FEMENINA HISPANO-PORTUGUESA

BRAGANZAS Y BORBONES

Después de la muerte de María Manuela, Felipe II, III y IV, miran más hacia las restantes casas reinantes europeas para elegir consortes. El nieto de la duquesa de Braganza que había cedido sus derechos de sucesión a la corona de Portugal a Felipe II, se casa con la duquesa de Medina Sidonia Luisa de Guzmán. Ésta renuncia a su ciudadanía española para devenir reina de Portugal, sin excluir la posible anexión de lo que siempre había estado en las miras del país hermano, el extremo occidental de Andalucía.
En 1637 Juan, VIII duque de Braganza, está al frente de las revueltas independentistas. En 1640, durante el reinado de Felipe IV y su valido el conde-duque de Olivares es reconocida la independencia y Juan IV es el primer rey de esta nueva y última dinastía que reinaría en Portugal.
Catalina de Braganza, hija de Juan IV y Luisa de Guzmán, se casa con Carlos II Estuardo de Inglaterra. La dote de ésta, Tánger, llave del imperio portugués en África, y Bombay en Oriente, pasan a Inglaterra, marcando con ello el declive del imperio portugués, principio del imperio británico.
La falta de herederos del último Austria español, Carlos II el Hechizado casado en primeras nupcias con María Luisa de Orleans, sobrina del rey Sol Luis XIV y de su hermanastra María Teresa de España, y en segundas con Mariana, hija de Felipe Guillermo de Neoburgo, desencadena con su muerte la guerra de sucesión. Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y María Teresa, inaugura en España la dinastía Borbónica a principios del siglo XVIII con el nombre de Felipe V. Casado con María Luisa Gabriela de Saboya, su hijo Fernando VI se casa con Bàrbara de Braganza, hija de Juan V de Portugal y la Archiduquesa Mariana de Austria hija del emperador Leopoldo I y Leonor de Neoburgo, hermana de Mariana reina de España y de Sofía casada con Pedro II de Portugal. María Ana Victoria, hija de Felipe V y su segunda esposa Isabel de Farnesio de Parma Baviera y Toscana, se casa con José I de Portugal.
A la muerte de su esposa, Fernando VI enloquece y muere un año después, satisfaciendo así las ambiciones maternales de Isabel de Farnesio, que ha visto también desaparecer al único Luis español, hermano de Fernando. Isabel ve en el trono de España a su hijo Carlos III, que tiene que renunciar a Sicilia y Nápoles en su hijo Fernando IV, luego I Dos Sicilias. De José I y María Ana Victoria hereda la corona su hija María I, casada con su tío Pedro III de Portugal. Su hija María se casa con su primo Gabriel, hijo de Carlos III y María Amalia de Sajonia. Ambos mueren muy jóvenes dejando un hijo, Pedro Carlos. Sucesor en España Carlos IV, su hija Carlota Joaquina se casa con Juan VI, regente por incapacidad mental de su madre María I. Su primogénita María Teresa princesa de Beira se casa en primeras nupcias con Pedro Carlos.
En 1807 la familia real portuguesa tiene que abandonar el país y exiliarse en Brasil, debido a la invasión de las tropas napoleónicas ayudadas por Godoy. Desde allí y en plena efervescencia la independencia de los países ibero americanos, Carlota reclama los territorios hispanos en nombre de su padre Carlos IV y de su hermano Fernando VII. Con la secesión del Uruguay de las Provincias Unidas del Río de la Plata, la última princesa española, reina consorte de Portugal, tiene que desistir. Sus descendientes, Pedro IV y V, independientes ya de la península, se proclaman emperadores I y II de Brasil.
La segunda esposa de Fernando VII es su sobrina María Isabel de Braganza y Borbón. Su hermano Carlos María Isidro se casa con María Francisca y al enviudar, con la hermana viuda de ésta, María Teresa, princesa de Beira, que es el Principado de Asturias del país vecino. Carlos María Isidro aspira al trono de España, donde ha sido proclamada reina Isabel II, hija de Fernando VII y su última esposa María Cristina, hija de Francisco I de Nápoles y de su hermana María Isabel. Se declaran las guerras carlistas.
Con los asesinatos de Carlos I y el heredero Pedro, y el derrocamiento del que hubiese sido Manuel II, en la revolución de las Naranjas en 1910 la República es proclamada definitivamente en Portugal. Sus descendientes, reyes sin coronas como tantas otras casas reales europeas, siguen llamándose príncipes de Braganza.