miércoles, 1 de octubre de 2008

EL SANTO GRIAL

III - TEUTONES ROSACRUCES Y MASONERÍA

Poco después de recuperada Jerusalén por Saladino, en 1197 Hermann de Salza reúne a sus hermanos Cruzados alemanes y funda en San Juan de Acre la Orden de los Caballeros Teutones de la Cruz. En 1237 dejan Tierra Santa, copada de reinos normandos y amenazada por el ya imparable avance sarraceno, para ir a convertir a los paganos del Báltico y a los eslavos del Este. Cristianizan Estonia Letonia y Lituania y fundan el condado de Prusia en Polonia, desatando la rivalidad histórica eslavo-germana. Ahora son enormemente ricos, se denominan Caballeros Portaespadas y crean la Liga Hanseática.

Con la Reforma de Lutero, el Gran Maestre Alberto de Brandenburgo se hace protestante y seculariza la Orden, que en 1809 Roberto Rosenkreutz convierte en Orden Alemana de los Caballeros Rosacruces. En 1834 se constituyen en Orden Honorífica Imperial Austriaca, de la que es Gran Maestre el Archiduque de Viena. Es decir, la Orden teutónica ha logrado sobrevivir durante varios siglos a sus hermanos templarios latinos.

Partiendo de los pragmáticos teutones del siglo XVI, la masonería va a alcanzar su edad de oro entre el XVII y el XX. A ella se adhieren emperadores reyes príncipes, generales, políticos y hombres de ciencias y letras de toda Europa. La independencia americana está impulsada por masones como George Washington y Franklin en el norte; Francisco de Miranda, San Martín y Bolívar en el sur. Y según el Generalísimo Franco, la República española, que desencadenó la guerra civil. Hasta entonces, los jesuitas, cuyo lema es el Ad Majorem Dei Gloriam, grito de guerra de los templarios, tan antagónicos y tan parecidos a los masones, viven en eterna pugna para ver quien echa de la Península a quien.

La masonería arcaica origina su emanencia en el Gran Arquitecto del Universo, antes del Big Bang. Y, descendientes de los templarios, en el Templo de Jerusalén, dejando atrás las pirámides de Egipto, única arquitectura del mundo achacable al mismo Hacedor Universal. Incólume a pesar de haberle pasado de cerca y por lo alto cualquier otra civilización.

Pero nadie puede hablar de la masonería acertadamente, con conocimiento de causa y propiedad. Basada en el hermetismo de sus rituales, en el dogma de su ocultismo, sus miembros están ligados con voto al secreto y al silencio, bajo pena de muerte. Su lema es: Saber Querer Osar y Callar.

Su complejo sistema simbólico parte de la Astronomía y la Geometría, en lo que radica la arquitectura universal. Junto con los signos del zodíaco y las tablas egipcias del Tarot, abarca todas las ramas del saber humano, incluidas la alquimia, la magia, el yoga y los misterios de Eleusis. Para su interpretación se sirven del alfabeto hebreo arcaico, de la Biblia y del esoterismo de la Cábala judaica.

Su filosofía es ecléctica y tolerante. En ella tienen cabida todos los sistemas políticos y religiosos: el Tao chino o camino del Universo, el hinduismo, el chamanismo tibetano, el pitagorismo y el zoroastrismo o maniqueísmo. Y sobretodo el sufismo islámico, con el que tan en contacto estuvieron sus antepasados templarios en Asia Menor. Gran Oriente se llaman sus logias.

En cronología se rigen por la fecha original hebrea de la Creación, cuatro mil años antes de la era cristiana, tan ampliamente rebasada por la paleo-antropología actual. Toman como primer arquitecto humano a Noé por haber construido el Arca con las dimensiones y geometría señaladas por Dios. Una inquietante justicia es para ellos vengar la muerte criminal del arquitecto del Templo de Salomón, Hiram.

Basan su ciencia en los elementos eternos del Ser: Tierra, esqueleto o materia sólida. Agua, líquido y sangre. Aire, elemento gaseoso, respiración. Fuego, destrucción y regeneración. Como animal sagrado, tienen al águila bicéfala blanca y negra del principio dual: bien y mal, luz y tinieblas, etc. Y emblema del imperio bizantino, adoptado por el imperio romano-germánico y el imperio austriaco hasta su desaparición con la primera guerra mundial, y que hoy conservan algunos países balcánicos, como Albania.

Para asimilar el arcano de todos estos conocimientos sapienciales, sus ritos iniciáticos se dividen en grados. El neófito es sometido a un riguroso examen de virtudes morales y capacidades intelectuales, siendo los grados básicos Aprendiz, Compañero y Maestro. Hasta el grado 33, en el rito más universalmente adoptado. Sólo en este grado el hermano masón ha alcanzado el summun de la sabiduría, sigilada todavía a los de más baja graduación, que a través de un paulatino ascenso sólo unos pocos van a lograr.

Por lo tanto, es especulativo tratar de hacer comprender esta orden secreta por antonomasia, que desde fuera el profano apenas puede rozar, teniendo que constreñirse a lo estrictamente histórico o anecdótico. Con las modernas democracias la masonería está mostrando un aperturismo inusual.

Para alcanzar la perfección el neófito es sometido a unos espantosos ritos de iniciación. Permanecerá en una cámara oscura alumbrada tan sólo por una vela junto a un cráneo humano. Después será llevado ante sus hermanos con los ojos vendados. En grados superiores será metido en un ataúd. Usan antifaces y nombres simbólicos, como en las órdenes religiosas católicas. En su atuendo de mandiles, collares, insignias y decoración, según Salma Rushdie, el perseguido por sus versos satánicos, “despliegan un exhibicionismo estrafalario”, que yo misma he presenciado en desfiles abiertos por las avenidas de Los Ángeles y Nueva York.

Etimológicamente la palabra masón, del francés, significa albañil en inglés. Era el gremio participante en la arquitectura medieval. Maestros constructores, artesanos artistas y decoradores de la piedra, en las que grababan sus signos mistéricos del secreto profesional. Constructores de fortalezas, castillos feudales, abadías, monasterios y catedrales, que con el tiempo fueron cambiando de estilo. De lo tosco de las fortalezas defensivas, evolucionan al espiritualizado románico y a la excelsitud del gótico, al mundano renacentista, al barroco de la Contrarreforma y al frívolo rococó. Antonio Gaudí dejó innumerables símbolos masónicos en su admirable arquitectura.

Una vez pasado el tiempo de las catedrales, cuando ya se vislumbraba el funcional rascacielos de las nuevas Torres de Babel, los masones acometieron la construcción metafísica del Templo Celeste, basándose en la filosofía y en la filantropía; y en la iluminación como Hermanos de la Fraternidad Universal. Los símbolos de su ideal de caridad y salvación humanas son: la Estrella Brillante o Flamígera y la Rosa Mística del gran misterio de la doctrina secreta de los Rosacruces. Aceptan en sus filas a adeptos de cualquier religión o credo político o filosófico. Condición indispensable es creer en el Gran Arquitecto del Universo y en la inmortalidad del alma. Tienen por patrón a San Juan Bautista, tanto por celebrarse su fiesta en el solsticio de verano, como por su origen en los hermanos de San Juan de Acre.

Repasemos las condiciones de algunos grados.

14. Se refiere a la unión con la orden, y en él debe primar la idea del
sacrificio.

16. El hermano masón tiene que demostrar sus méritos para que
éstos les sean recompensados con su ascenso gradual.

18. Tiene que mostrar la convicción de una paz profunda, que ya no
es afectada por el mundo exterior. Es el Caballero Rosacruz, que debe preocuparse de la transformación de la fuerza física en poderes psíquicos, llamada la gran transmutación, o alquimia espiritual. Los emblemas de este grado son: el pelícano dando de beber su sangre a sus polluelos, signo también de la Eucaristía, y la Rosa Mística sobre la cruz de los Rosacruces.

19. Implica la total perfección, o pontificado para dirigir los trabajos
de la masonería.

25. Es la maestría en el conocimiento de la hierba mitológica y
mágica de la sabiduría. Su signo es la Serpiente de Moisés.

26. Es el transporte al Tercer Cielo. (Recordemos a nuestros
místicos canonizados).

Hay otros títulos, tan sugerentes como Sublime Príncipe Rosacruz, Sublime Príncipe del Real Secreto, etc.

Mientras que en Europa y América la masonería goza de un sólido asentamiento, en España la primera logia no será creada hasta 1728 por el duque de Wharton, inglés residente en Madrid. Por supuesto con el rito escocés, predominantemente conformado por católicos. Pero no es hasta la invasión francesa cuando España se llena de logias francmasónicas, cuyo Gran Maestre es el mismo rey, el bienintencionado José Bonaparte, que abolió la inquisición en la península bajo el lema masónico, adoptado por la Revolución Francesa: Libertad Igualdad y Fraternidad.

Tres palabras arquetípicas del arcano universal, no precisamente negativas en su primera acepción. Como la cruz, divinizada por Cristo, la esvástica de los nazis, antiquísimo signo celta y escandinavo, y las cruces llameantes del Ku Klux Klan. ¿No son acaso los últimos tiempos de libertad individual desorbitada, de las guerrillas étnicas y los fundamentalismos religiosos, de okupas y refugiados que exigen la igualdad de derechos humanos; de los ecologistas que no saben qué hacer con los desechos del planeta; de la fraternidad universal de las ONG, de Amnistía Internacional, de los grupos antiglobalización, misteriosos signos subconscientes del inconsciente colectivo?



Ponencia presentada en el III Congreso de Estudios sobre África y Asia en Ceuta, 2001. El código da Vinci de Dan Brown fue publicado en 2003.