sábado, 28 de noviembre de 2009

EL ATRIBUTO HUMANO MÁS CERCANO A LA DIVINIDAD

CLASICISMO ROMANTICISMO

Insensiblemente el barroco religioso va diluyéndose en un clasicismo sutil. Se crean muchas más composiciones paganas, como la ópera bufa en Nápoles, de Doménico Scarlatti, luego en España, y Luigi Boccherini. Luigi Cherubini en Francia, en la que ha predominado el también italiano Jean-Baptiste Lully en los fastuosos tiempos de Luis XIV.

El brillantísimo Joseph Haydn, protegido del mecenas húngaro conde Esterhazy, y admirador de Händel, al que sigue en un viaje a Inglaterra, hace arreglos a cuatrocientas canciones del folclore escocés. Tiene como discípulos al inconmensurable Mozart y al inefable Beethoven. En un viaje por Alemania, en Postdam tuve la ocasión de escuchar el concierto para flauta de Federico II de Prusia, tan mozartiano.

El nuevo estilo musical está inspirado en las excavaciones arqueológicas de Pompeya, impulsadas por el rey de Nápoles, Carlos III de España después. Todas las artes de la época de la Ilustración están basadas en el orden simplicidad y armonía del Imperio greco-romano. Haydn, que ha escuchado la música de Händel en Londres, inicia esta nueva musicalidad en la Viena napoleónica. Su discípulo Mozart le dedica cuarenta cuartetos de cuerda.

Tendría yo unos siete años cuando escuché un solo de trompeta, decía yo, que la banda municipal ensayaba cerca de casa. Nunca olvidaría aquella melodía, que años después reconocería como La flauta mágica.
Aun no sabía que esa ópera iba a constituir una de las piezas más preciadas para mí, junto con Fidelio, tan parecida musicalmente, aunque esta última sea una trama amorosa ocurrida en la cárcel de Sevilla.

Beethoven, el único, lleva su música marcial a lo sublime con su Heroica dedicada a Napoleón, y la dedicada al duque de Wellington que lo había derrotado en el sitio de Vitoria en nuestra guerra de Independencia. Su gloriosa Novena ha unido a Europa como no pudieron unirla ni Hitler ni Napoleón. Nunca los dioses infligieron a un humano una desgracia más cruel. La sordera de Goya no era tan injusta, ni siquiera la ceguera de Bach y Händel en los últimos días de sus vidas.

Entre la abundante música marcial de todos los tiempos, destaca el sitio de Stalingrado por los nazis, de Dimitri Shostakovich. La música marcial, bélica o revolucionaria, va a culminar con la Marsellesa y la Internacional. Durante un tiempo Rusia tuvo como himno nacional Los remeros del Volga.

El clasicismo beethoveniano cae repentinamente en el romanticismo, más denso en creaciones y creadores que su propia duración en el tiempo. Franz Schubert nos conmueve con sus lieder. Su composición La trucha evoca a Pushkin Dostoievski Gorki y Gogol.

En el hotel Alfonso XIII de Sevilla, mi hermano, que tocaba el laúd, tenía su oficina de delineante para los americanos. Allí me reunía con él para asistir a conciertos de música de cámara, cuartetos de cuerda, o una soprano alemana solista de lieder de Schubert. Escuché su misa solemne en mi bemol una madrugada lluviosa por las desiertas calles de New York, mientras me llevaban en coche hacia mi hotel, el Sheraton de la Séptima Avenida, después de una fiesta de trabajo en un restaurante cubano del Barrio Latino. Nunca había oído una misa menos litúrgica y más operística.

En una de mis estancias en New York por causas de trabajo, me invitaron a la ópera en el Metropolitan. Tuve que renunciar por haberme comprometido con Nati Mistral, a quien había conocido con toda su trupe en un crucero por el Hudson, y me había invitado a una recepción oficial en un lujoso hotel.

En Los Ángeles asistí a la ópera de Juana la Loca. Una crítica política muy insidiosa, como el Don Carlos de Schiller musicalizado por Verdi, a su padre Fernando el Católico. La versión argentina estrenada en Tucumán en 1991, como la de Evita, debe estar basada en las respectivas versiones en inglés.