viernes, 21 de noviembre de 2008

LAS MIL Y UNA NOCHES EN LA LITERATURA OCCIDENTAL

LUTERO Y GOETHE

Sin olvidar al dios Wotan de su mitología celta y germánica ni sus ritos ancestrales de magia y nigromancia, los bárbaros del norte se hicieron cristianos y cambiaron su Walhalla por el Paraíso. Con Alarico en Roma, los visigodos traen a España el Tesoro de Toledo: la Mesa de Salomón. Desaparecido Carlomagno, el papa Juan XII corona emperador del Sacro Imperio Romano Germánico a Otón I. Le siguen Otón II, III y IV, etc. Con el primer Staufen, Federico Barbarroja, los emperadores germanos van a presentar una sistemática oposición al papado, que los castiga con la excomunión; lo que va a desembocar en los bandos de güelfos y gibelinos. Su nieto Federico II, Juliano el Apóstata de Occidente, es tolerante con judíos y musulmanes, como lo eran las dinastías occitana castellana y aragonesa. Se les acusa de ser demasiado benévolas con los infieles y de estar imbuidos en prácticas de magia y cultos orientales.

Decrecido el poder de la segunda Roma, Constantinopla, los longobardos habían creado la tercera Roma en Milán. En sus territorios se erigen catedrales románicas, abadías y monasterios donde pacientes y hábiles amanuenses copian códices y pergaminos en letra gótica, incrustados en oro, plata y piedras preciosas. El más famoso de ellos el Carmina burana del siglo XIII del monasterio de Saint Gall, Suiza.

Ostrogodos y visigodos hablaban el latín carolingio. El documento más antiguo en alemán culto saxón-franco-renano es el Cantar de Hildebrand, del siglo VIII, que narra las luchas primitivas tribales. El Cantar de los Nibelungos es la gesta de los Burgundios contra Atila, que finalmente consigue asentarse en las llanuras del Danubio, recogido de la tradición oral, ya en tiempos del Cantar de Roldán y del Mío Cid.

A partir de Chrètien de Troyes, Gottfried de Estrasburgo rescribe el Tristán e Isolda, y Wolfram von Eschenbach hace su versión de Parsifal. En el siglo XV Guttemberg de Maguncia pragmatiza la imprenta, cuyos rudimentos ya habían sido inventados por los chinos. Martín Lutero traduce la Biblia al alemán, que publica en la recién estrenada imprenta, en 1534. Y como el Corán de Mahoma para los musulmanes, esta Biblia es el vehículo que aúna todas las lenguas vernáculas germanas. Ya existía una Biblia del siglo VIII, pero Lutero no había visto ninguna hasta que no ingresó en el monasterio agustino de Erfurt.

La sobriedad natural de las razas germanas, y por derivación su puritanismo adquirido, es poco dado a las licenciosas exuberancias de Las mil y una noches, contrariamente a Boccaccio y Chaucer. Sólo he encontrado unos versos del clérigo Ulrico von Hutten, germanizante y contemporáneo de Lutero, recriminando la corrupción del clero, su atraso e hipocresía, concordando con Dante en que todos los clérigos deberían estar en el infierno.

Lutero promociona los cantos litúrgicos en las ya existentes Escuelas de los Maestros Cantores, evolucionadas de los “minnesang” o cantos de amor trovadorescos de la edad media, que se extienden por todos los territorios de habla germana, desde Luxemburgo a Viena Zürích Estrasburgo Lausanne Leipzig, etc. Estos cantos, plenos de una profunda espiritualidad, nos van a dar a un Wagner, el Shakespeare de la historia musicalizada del germanismo, y canciones de navidad como el Oh Tannenbaum y el Noche de paz, noche de amor, de nuestros tiempos.

Tan tardíamente como el siglo XVIII, Johann Wolfgang von Goethe, con su monumental obra del Fausto sienta las bases del alemán moderno. De todas las versiones, me gustaría conocer el Fausto original maniqueo, del que nos habla San Agustín.

Como los emperadores romano-germánicos, y Hitler después, en su viaje a Italia Goethe queda fascinado por esa tierra “donde florece el limonero”. Y como dice su contemporáneo y amigo, el Barón von Humboldt, el mundo simbólico de Goethe no se puede entender sin tener en cuenta su adhesión a la logia masónica teutona en 1780. Seguramente habría leído La metamorfosis, de Ovidio. En su obra sobre el Doctor Fausto, Goethe nos lleva a las esferas celestes de la Divina Comedia, como ésta, laica, aconfesional y universal, aunque ambas entroncadas en la cosmovisión judeocristiana. Con sumo respeto, Goethe denomina “libros inspirados por el Espíritu Santo” a todos aquellos que constituyen el acervo común de la sabiduría humana.

En boca de Mefistófeles, recomienda al estudiante que “se afanase `por escribir como si le estuviera dictando el Espíritu Santo”. En su mundo mitológico ancestral germano de faunos genios sátiros ninfas fantasmas y brujas, y de simbolismo masónico, insinúa recetas de alquimia, habla de probetas redomas y retortas, de seres de luz, de los ángeles de fuego del amor; y del éter, después teorizado por Einstein. Hombre de Estado en la corte prerrepublicana de Weimar, en 1808 se entrevista con Napoleón en su paso devastador por Alemania.

En su tardío Renacimiento, la lengua alemana es la depositaria de la filosofía clásica griega y de la ciencia del imperio musulmán. Nietzsche escribe Así hablaba Zaratustra donde cita el ocaso de los dioses Todo está preparado para la revolución de Karl Marx. En 1922 se impone como himno nacional prenazi, música compuesta mucho antes por Haydn y recreada junto con la letra por August Heinrich Hoffman, el polémico Deutschland Deutschland über alles.

Ponencia presentada en el IV Coloquio Internacional de Estudios sobre África y Asia en el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. Diputación Provincial de Alicante. Elche 2002.

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