jueves, 17 de junio de 2010

FILOSOFÍA DE LA FILOSOFÍA

V– TRAS LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Con el seísmo ideológico de la Ilustración, recopilada por el enciclopedismo de Denis Diderot, y la caída del Antiguo Régimen, los filósofos disidentes, que ya no van a ser quemados por la Inquisición, se desmelenan. El naturalismo bíblico o cristianismo ilustrado, es un teísmo racionalista, igual al ateísmo, se declara. Según Schopenhauer “Leer historia de la filosofía en vez de a los mismos filósofos es como si uno quisiese que otro masticara por él.”

Se dan rivalidades filosóficas entre Kant y Fichte, y entre el cortesano Leibniz-Descartes, Leibniz-Locke, Leibniz-Newton por la autoría del cálculo infinitesimal. Pascal, enemigo de tantos, abomina de Pirrón, de Descartes, y la tiene tomada contra Montaigne. En plena Revolución Francesa Lavoisier, a instancias de Marat, es juzgado y guillotinado por alquimista y mago. Voltaire, teísta y escéptico, está seguro de que dejaremos este mundo tan tonto y tan mezquino como lo encontramos al llegar. Kant cree que nadie que no sea religioso puede ser un verdadero filósofo. Por eso se había creado la teología, la parte más sofista de ella. Kant es contradicho por otro filósofo de su tiempo, Schliermacher, que en su Suicidio cósmico dice que nadie que sea religioso se dedica a la filosofía.

Su seguidor Friedrich Nietzsche difunde que el cristianismo es un libro de la Biblia, producto de una raza extranjera ajena al alma alemana. Compara a Kant con Jesús, legado o mensajero de Dios con intenciones de hacerse Dios. Considera el cristianismo histórico hostil a la vida. Visionario y profético declara que la verdad cristiana no existe y que Dios ha muerto. Dios es sólo una necesidad de los filósofos. Basado en el axioma de que todas las verdades son ficciones, reflejos fantásticos de nuestra propia mente, Engels vaticina que el comunismo original tiene un cometido mesiánico, trascendental y eterno. A pesar de su defensa de la propiedad privada, también Platón propone en su República un comunismo ideal.

Sören Kierkegaard, danés, en su Autobiografía filosófica, en la que no es espectador, sino actor existencialista, nos advierte que la teología, que asfixia el alma, fue creada por el cristianismo, y de la incompatibilidad de la filosofía con la doctrina cristiana. Tras su suicidio es convertido en creyente.

Condorset, víctima de Roberspierre, piensa que el progreso no es obra de Dios, sino una liberación de la religión. Fichte asevera que Dios sustancia o persona benevolente previsora y providencial es absurdo. Sí una conducía moral, actividad pura, principio del mundo, ser absoluto, vida infinita. En su libro Yo como principio de la filosofía, se define a sí mismo.

Kant se había pronunciado contra los ritos religiosos en las escuelas. Rousseau lo hará contra la teología bíblica. Newton concibe a Dios como futuro creándose. Inmanencia-Emanencia. El norteamericano John Dewey rechaza los credos religiosos y sus prácticas. No cree en un ser sobrenatural, sino que Dios es la capacidad de lo que el hombre puede realizar. Nietzsche repite que la deidad es el futuro creándose. Y nos conmina a que si no podemos crear un Dios, no le hablemos más de dioses. El judío británico Samuel Alexander, humanista no religioso, concibe a Dios como un universo en evolución y la religión como una emoción cósmica. Es decir, como otros anteriores a él, que Dios es una hipotetización de la conciencia evolutiva.

Anoche en la entrevista de Iñaki Gabilondo a personajes en el canal CNN+, un señor que me pareció un religioso, aunque no vestía de tal, dijo que el mundo no necesita a Dios, que por lo tanto está llamado a desaparecer en corto plazo. Lo del corto plazo no lo creo. Hay fuerzas poderosas latentes trabajando desde hace muchos siglos para que esto no ocurra.

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