jueves, 17 de junio de 2010

FILOSOFÍA DE LA FILOSOFÍA

III- EMANCIPACIÓN FILOSÓFICA

Como Philip, el estudiante de La servidumbre humana, de Somerset Maugham, mi fe experimentó una metamorfosis progresiva durante mi adolescencia. Fueron mis primeros poemas los que me hicieron apercibirme de mi panteísmo, que además de pagano es considerado una forma de ateismo. Con lo que desemboqué en el Gran Todo chino y esquimal, más coherente que el que todas las cosas hubiesen estado hechas por un Uno universal, máxime si ese uno estaba representado por un anciano extendiendo sus manos sobre las nubes diciendo hágase esto o aquello un día de la semana de la Creación.

Los griegos ya conocían la composición atómica de la materia. Desde entonces los atomistas han sido considerados racionalistas y ateos. Tras la Teogonía primigenia de Hesíodo sigue el racionalismo materialista socrático. Leucipo expone la teoría atómica del hombre y el vacío. Demócrito teoriza el á-tomo o indivisible. Hermosa palabra griega, cuyas múltiples divisiones estaban aun por descubrir. Las moléculas son partículas sólidas y los átomos subpartículas últimas o centros de fuerza creativa. Los orientales denominan alma a la esencia de todas las cosas, karma al principio cósmico activo, y para los egipcios Ra es lo eterno.

Dado que el átomo es espíritu, materia física del cerebro, objeto físico reducido a moléculas, Pitágoras presupone la reencarnación, y es exiliado de Atenas por ateo. Hubo un tiempo en que creí en la reencarnación. “Y volveré a ser ya flor ya espina, por sabe Dios qué otras praderas”. Creencia que se me ha ido diluyendo conforme me acerco al final. Para llegar a nuestra verdad de hoy, versátil e incompleta, hemos bandeado muchas controversias filosóficas teológicas religiosas políticas y científicas sobre si el ser eterno e inmutable existe. Los primeros padres de la Iglesia que exponían ideas disidentes, fueron condenados por Roma y Constantinopla. Desde el concilio de Nicea en el siglo IV hasta el de Trento en el siglo XVI con Carlos V, éstos trataban de dirimir diatribas entre razón y fe.

Como un bombardeo atómico o una invasión de protones por electrones, las sectas condenadas por heréticas proliferaban: arrianismo nestorianismo priscilianismo pelagianismo. Ninguna teoría es más verdad que su contraria, ilumina el escéptico Pirrón. Y todas han resultado ineficaces para salvar al hombre, a pesar de buenas intenciones, consiguiendo a veces cierta superación y retrocediendo muchas otras, estancadas en el pasado.

Incluso después de la gran apertura renacentista se continúa discutiendo sobre la Trinidad, las naturalezas, humana y divina de Cristo, o las dos: monismo y monofisismo. De lo que se deriva transustanciación resurrección ascensión asunción, y más recientemente la concepción inmaculada de María. Teólogos y filósofos acuñan versiones contradictorias, oscuras y tan heréticas que todos ellos hubiesen sido condenados a la hoguera, como los homosexuales.

Juliano el Apóstata había fallado en la restauración del helenismo verso al cristianismo. Cerca de dos siglos después el emperador Justiniano hace cerrar la escuela de Atenas. Hipatia había muerto a manos de cristianos en su intento de contemporizar helenismo y cristianismo. Alejandro Amenábar ha llevado al cine esta época, en una de las mejores películas del cine español.

La eterna dicotomía: Oriente Occidente, cristianismo contra helenismo, cristianos contra musulmanes desde las Cruzadas, capitalismo contra comunismo en nuestros días.

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